EL LIBRO DE ENOC
Considerando esto, los cuatro fueron y se dijeron: «el grito y el lamento
por la destrucción de los hijos de la tierra sube hasta las puertas del
cielo».
Y dijeron a los santos del cielo: «Es ahora a vosotros a quienes las almas
de los hijos de los hombres suplican diciendo “llevad nuestra causa ante
el Altísimo, nuestra destrucción ante la gloria majestuosa y ante el Señor
de todos los señores” en cuanto a majestad».
Y Rafael, Miguel, Sariel y Gabriel dijeron al Señor del mundo: «Tú eres
nuestro gran Señor, el Señor del mundo, el Dios de dioses, el Señor de
señores y el Rey de reyes; los cielos son el trono de tu gloria por todas
las generaciones que existen desde siempre; toda la tierra es el escabel
ante ti para siempre, y tu nombre es grande, santo y bendito por toda la
eternidad.
“Eres tú quien todo lo ha creado y en ti reside el poder sobre todas las
cosas; todo es descubierto en toda su desnudez ante ti; tú lo ves todo y
nada se te puede esconder. (1Cr 29:10-12, Hb4:13)
“Tú has visto lo que ha hecho ’Asa’el, como ha enseñado toda injusticia
sobre la tierra y revelado los secretos eternos que se cumplen en los
cielos; y lo que ha enseñado a los humanos Shemihaza, al que tú habías
dado la facultad de gobernar sobre sus compañeros.
“Ellos han ido hacia las hijas de los hombres y se han acostado con ellas
y se han profanado a sí mismos descubriéndoles todo pecado.
“Luego, estas mujeres han parido en el mundo gigantes, por lo que la
tierra se ha llenado de sangre e injusticia.
“Y ahora mira que las almas de los que han muerto gritan y se lamentan
hasta las puertas del cielo y su gemido ha subido y no puede cesar debido
a la injusticia que se comete en la tierra.
“Pero tú que conoces todas las cosas antes de que sucedan, tú qué sabes
aquello, tú los toleras y no nos dices qué debemos hacerles al observar
eso».
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