A-MORT
sus crines golpean los brazos, y en la infinitud de los
cielos asirá al octópodo de su cuello muy sutilmente
soportando todo el peso del cuerpo sobre El y
entonces en el silencio del cosmos, se sentirá como
suenan las estrellas tintineantes e intermitentes. La
nostalgia del A-mort no debe ser impotencia, debe ser
presencia espiritual, no anímica.
¿Alguna vez la bruma puede esclarecer y dejar ver el
poderío inmortal? Efectivamente sí, con Adolf
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