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La importancia de reconocer y gestionar nuestras emociones
El miedo: una visión constructiva y transformadora
Es una de las tres emociones primarias que experimentamos los seres humanos y que influyen de manera
fundamental sobre nuestras experiencias. Forma parte de la biología humana y por lo tanto ya nacemos con él.
Por Aga Umpiérrez Flores, terapeuta Gestalt,
constelador familiar según el método de Bert Hellinger.
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H
ay tres emociones primarias o principales
sobre las cuales se sustentan el resto de
experiencias emocionales que podemos
tener. Estas emociones primarias son el miedo, la
rabia y la tristeza. Las llamamos primarias porque
están vinculadas a nuestros cerebros más profundos: el cerebro reptiliano (el más profundo de todos) y el cerebro límbico y mamífero(1).
Digamos que son emociones que ya traemos
por nuestra biología desde la concepción. Son
necesarias y fundamentales para vivir y sobrevivir. Dicho de otra manera, sin poder sentirlas no
podemos vivir, porque perdemos el “interruptor”
que activa el movimiento fisiológico. Como podemos intuir, estas emociones profundas son la base
de cualquier experiencia emocional. Muchas veces los problemas surgen por la mala gestión que
hacemos de esa información, ya sea por las creencias inculcadas, la educación, el juicio que nos
hacen y nos hacemos por lo que sentimos, distorsionando muchas veces las respuestas y maneras
de actuar que tenemos. Nuestra propuesta va encaminada a que entendamos que estas emociones son respuestas necesarias que nos vienen por
biología y nos
dan información valiosa.
En este artículo vamos a
centrarnos en la
energía (la emoción es energía)
del miedo. El
ESPACIODANZA
FUERTEVENTURA
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El grito, uno de los cuatro cuadros de Munch.
miedo es una emoción que tiene como función
alertarnos de algo en el entorno que pone en
peligro nuestra supervivencia física. La diferencia
que existe con los animales es que los humanos
sentimos miedo también por una amenaza de
muerte real o “metafórica”: miedo a perder la casa
o el trabajo, miedo a que no nos quieran, miedo
a lo que nos “vaya a decir tal o cual persona”, etc.
Como vemos, es un miedo a perder algo. Además,
a esto hay que añadirle la influencia que recibimos de toda la impregnación de miedo que nos
hacen la familia, tutores, sociedad, etc, que en
muchos casos condicionan nuestra manera de
sentir y gestionar el miedo. A modo de metáfora,