El Librito Majorero nº 30 diciembre 2016 | Page 12
12 Opinión
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Estrella fugaz vestida de negro
por Gianfranco Costa, majorero de adopción.
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U
na vez más voy a centrar mi atención en el
significado de la palabra “respeto”. Una vez
más quiero subrayar que a la montaña sagrada de Tindaya se le debe profundo respeto. Me
parece importante volver a repetir que su sacralidad no se debe al hecho de que alguien, hace
muchos siglos, decidiera realizar grabados podomorfos en su punto más alto, sino todo lo contrario: los majos decidieron grabar precisamente
allí aquellas imágenes porque esa montaña era
sagrada.
Me gusta caminar un poco cada día por el norte
de nuestra isla. Y al mirar hacia la montaña sagrada, aunque hay carteles puestos en cada posible
acceso, en tres idiomas distintos, que avisan que
está prohibido subir, veo por lo menos a 5 personas cada día rumbo a la cima. El objetivo de este
artículo es doble: mostrar primero la profunda
irresponsabilidad e inconsciencia del Ilustrísimo,
Excelentísimo y Brillantísimo Cabildo de Fuerteventura, pues su complicidad en esta situación
resulta mucho más que evidente; segundo, quisiera repetir el riesgo que se corre subiendo sin la
asistencia de guías oportunamente preparados.
Nuestro patrimonio histórico está en las manos
de administradores inadecuados. Dejar esos tesoros que no tienen precio sin vigilancia, es un
delito. Hace mucho tiempo las asociaciones de
Fuerteventura que más se preocupan de la conservación y la valorización de los grabados, de los
poblados aborígenes y de la flora de la montaña
Estrella fugaz.
de Tindaya, pidieron que los accesos se protegiesen en respuesta a los muchos actos vandálicos
que por desgracia llenaron las páginas de los
periódicos locales en su momento. La actuación
correspondiente fue totalmente inadecuada, casi
una tomadura de pelo: en lugar de proteger la
montaña a través de la presencia de personal de
medio ambiente vigilando el entorno, pusieron
esos carteles. Dile tú a un español “Prohibido subir” y lo primero que va a pasar es que subirá.
Hace unos pocos días, y por primera vez en mi
vida, vi un todo terreno que llevaba la inscripción
“Medio Ambiente-Cabildo de Fuerteventura”, posicionado al comienzo del camino. Tuve el placer
de charlar un rato con ese señor, que llevaba un
traje oscuro y tenía una conversación muy amable: era una estrella fugaz vestida de negro. Me explicó que sólo podía quedarse ahí una hora, hora
y media como mucho, porque inmediatamente