EL JUGADOR - FIÓDOR DOSTOYEVSKI | Page 8

El jugador - Fedor Dostoiewski »"¡Cómo! ¿Ahora que está el cardenal con él?, exclamó el clérigo, apartándose de mí espantado, lanzándose a la puerta y poniendo los brazos en cruz, como dando a entender que moriría antes que dejarme pasar. »Yo le contesté entonces que soy un hereje y un bárbaro, que je suis hérétique et barbare, y que a mí me importan un comino todos esos arzobispos, cardenales, monseñores, etc., etc.; en fin, mostré que no cejaba en mi propósito. El clérigo me miró con infinita ojeriza, me arrancó el pasaporte de las manos y lo llevó al piso de arriba. Un minuto después estaba visado. Aquí está. ¿Tiene usted a bien examinarlo? -saqué el pasaporte y enseñé el visado romano. -Usted, sin embargo... -empezó a decir el general. -Lo que le salvó a usted fue declararse bárbaro y hereje -comentó el francesito sonriendo con ironía-. Cela n'était pas si bête. -¿Pero es posible que se mire así a nuestros compatriotas? Se plantan aquí sin atreverse a decir esta boca es mía y dispuestos, por lo visto, a negar que son rusos. A mí, por lo menos, en mi hotel de París empezaron a tr F&