EL JUGADOR - FIÓDOR DOSTOYEVSKI | Page 70

El jugador - Fedor Dostoiewski hipnotizado por la mirada de un basilisco. La abuela también le observó en silencio, inmóvil, ¡pero con qué mirada triunfal, provocativa y burlona! Así estuvieron mirándose diez segundos largos, ante el profundo silencio de todos los circunstantes. Des Grieux quedó al principio estupefacto, pero en su rostro empezó pronto a dibujarse una inquietud inusitada. Mlle. Blanche, con las cejas enarcadas y la boca abierta, observaba atolondrada a la abuela. El príncipe y el erudito, ambos presa de honda confusión, contemplaban la escena. El rostro de Polina reflejaba extraordinaria sorpresa y perplejidad, pero de súbito se quedó más blanco que la cera; un momento después la sangre volvió de golpe y coloreó las mejillas. ¡Sí, era una catástrofe para todos! Yo no hacía más que pasear los ojos desde la abuela hasta los concurrentes y viceversa. mister Astley, según su costumbre, se mantenía aparte, tranquilo y digno. ~¡Bueno, aquí estoy! ¡En lugar de un telegrama! -exclamó por fin la abuela rompiendo el silencio-. ¿Qué, no me esperabais? -Antonida Vasilyevna... tía... ¿pero cómo ... ? -balbuceó el infeliz general. Si la abuela no le hubiera hablado, en unos segundos más le habría dado quizá una apoplejía. -¿Cómo que cómo? Me metí en el tren y vine. ¿Para qué sirve el ferrocarril? ¿Y vosotros pensabais que ya había estirado la pata y que os había dejado una fortuna? Ya sé que mandabas telegramas desde aquí; tu buen dinero te habrán costado, porque desde aquí no son baratos. Me eché las piernas al hombro y aquí estoy. ¿Es éste el francés? ¿Monsieur Des Grieux, por lo visto? -Oui, madame -confirmô Des Grieux- et croyez je suis si enchanté.. votre santé.. c'est un miracle... vous voir ici, une surprise charmante... -Sí, sí, charmante. Ya te conozco, farsante, ¡No me fío de ti ni tanto así! -y le enseñaba el dedo meñique-. Y ésta, ¿quién es? -dijo volviéndose y señalando a mile. Blanche. La llamativa StudioCreativo ¡Puro Arte! Página 70