El jugador - Fedor Dostoiewski
fuente. ¡Buena ocasión era ésa para que mademoiselle Blanche
mirara a mister Astley! De todos modos, el general estaba
intranquilo. Bien se comprende lo que puede significar para él el
telegrama con la noticia de la muerte de su tía.
Aunque estaba casi seguro de que Polina evitaría, como de
propósito, conversar conmigo, yo también me mostré frío e
indiferente, pensando que ella acabaría por acercárseme. En
consecuencia, ayer y hoy he concentrado principalmente mi
atención en mademoiselle Blanche. ¡Pobre general, ya está
perdido por completo! Enamorarse a los cincuenta y cinco años y
con pasión tan fuerte es, por supuesto, una desgracia. Agréguese
a ello su viudez, sus hijos, la ruina casi total de su hacienda, sus
deudas, y, para acabar, la mujer de quien le ha tocado en suerte
enamorarse. Mademoiselle Blanche es bella, pero no sé si se me
comprenderá si digo que tiene uno de esos semblantes de los que
cabe asustarse. Yo al menos les tengo miedo a esas mujeres.
Tendrá unos veinticinco años. Es alta y ancha de hombros,
terminados en ángulos rectos. El cuello y el pecho son
espléndidos. Es trigueña de piel, tiene el pelo negro como el
azabache y en tal abundancia que hay bastante para dos coiffures.
El blanco de sus ojos tira un poco a amarillo, la mirada es
insolente, los dientes son de blancura deslumbrante, los labios los
lleva siempre pintados, huele a almizcle. Viste con ostentación, en
ropa de alto precio, con chic, pero con gusto exquisito. Sus manos
y pies son una maravilla. Su voz es un contralto algo ronco. De
vez en cuando ríe a carcajadas y muestra todos los dientes, pero
por lo común su expresión es taciturna y descarada, al menos en
presencia de Polina y de Marya Filippovna. (Rumor extraño: Marya
Filippovna regresa a Rusia.) Sospecho que mademoiselle Blanche
carece de instrucción; quizá incluso no sea inteligente, pero por
otra parte es suspicaz y astuta. Se me antoja que en su vida no
han faltado las aventuras. Para decirlo todo, puede ser que el
marqués no sea pariente suyo y que la madre no tenga de tal más
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