EL JUGADOR - FIÓDOR DOSTOYEVSKI | Page 11

El jugador - Fedor Dostoiewski -No, no lo es. Tiene un cháteau o algo por el estilo. Ayer, sin ir más lejos, me hablaba el general de ello, y muy positivamente. Bueno, ¿qué? ¿Está usted satisfecho? -Yo que usted me casaría sin más con el inglés. -¿Por qué? -preguntó Polina. -El francés es mejor mozo, pero es un granuja, y el inglés, además de ser honrado, es diez veces más rico -dije con brusquedad. -Sí, pero el francés es marqués y más listo -respondió ella con la mayor tranquilidad. -¿De veras? -Como lo oye. A Polina le desagradaban mucho mis preguntas, y eché de ver que quería enfurecerme con el tono y la brutalidad de sus respuestas. Así se lo dije al momento. -De veras que me divierte verle tan rabioso. Tiene que pagarme de algún modo el que le permita hacer preguntas y conjeturas parecidas. -Es que yo, en efecto, me considero con derecho a hacer a usted toda clase de preguntas -respondí con calma-, precisamente porque estoy dispuesto a pagar por ellas lo que se pida, y porque estimo que mi vida no vale un comino ahora. Polina rompió a reír. -La última vez, en el Schlangenberg, dijo usted que a la primera palabra mía estaba dispuesto a tirarse de cabeza desde allí, desde una altura, según parece, de mil pies. Alguna vez pronunciaré esa palabra, aunque sólo sea para ver cómo paga usted lo que se pida, y puede estar seguro de que seré inflexible. Me es usted odioso, justamente por