El-insomnio-de-Oriana teaser | Page 30

yo he hecho muy poco de aquello que se supone que he venido a hacer. Ni idea de qué es. Hay mucha gente que habla de tener un propósito. Ojalá tener uno. Voy a toda prisa por el día, y por la noche me entristece no haber conseguido nada. Cuando por fin llego a mi piso, tengo mi propio ritual. Primero, me doy una ducha. El agua caliente me devuelve el calor que he perdido en la calle. Me reconforta y me vuelve a encender, aunque ya no haya sol. Luego, solo cuando ya tengo puesto el pijama, soy capaz de cenar. Intento comer lo más sano posible. Sentirme bien también me ayuda a no ponerme triste. Yo sé cuidarme y no necesito a nadie. Mi gato maúlla para que le haga caso. «Es verdad, no estoy solo», le digo, y parece que me ha leído el pensamiento. Él también quiere cenar. Le pongo comida y se la termina. Luego, se sube al sofá y me pide que vaya con él. Siempre sabe cuándo me hace falta darle mimos. Se tumba encima de mí y ronronea al sentir las caricias detrás de la oreja. «Ojalá todo fuera así de fácil», pienso. Es un gato callejero al que le falta media cola. Cuando los repartían en el barrio en una caja de cartón, nadie lo quería, hasta que yo sí. Me gustó su cara feliz. La mantuvo así mientras sus hermanos se iban con los nuevos dueños. Mientras, él parecía sentir paz, incluso en aquella situación. Es un guerrero, como yo. Los más fuertes son los que más sonríen. He perdido muchas cosas y aun así yo siempre les digo a todos buenos días con una sonrisa. Intento ser amable, incluso con la gente que me pone nervioso. «A ti también te falta algo, Bolita», le digo mientras le acaricio la cola y él se estira sacando las uñas. Con cariño, las vuelve a esconder antes de recoger su cuerpo para no hacerme 30