puedo hacerlo sin sentir remordimiento alguno por el tiempo
o las personas que pierdo. Por ejemplo, por fin pude dejar
atrás a mis amigos de la niñez, aquellos que de pequeño me
empujaron a los malos hábitos y que seguía conservando sin
saber por qué. Ahora no tengo amigos pero estoy bien.
Cada vez estoy más seguro de mis decisiones. Ahora ya no
me hago tantas preguntas como antes y cojo la mejor opción.
Huyo de las situaciones por aburrimiento o incomodidad
porque nada me ata.
En este supermercado, todo el mundo es normal. Y con
normal me refiero a que sus comportamientos son fáciles de
estudiar. Es mi primer día y ya he podido comprobar que mi
compañero de sección no se ha duchado en la última semana.
Elena almuerza a las diez y media, ni un segundo más ni un
segundo menos. Cuando se aproxima la hora, no deja de mirar
el reloj para controlar que es puntual. Oriana es una de las que
no me ha respondido a los buenos días. Todos siguen pautas
diferentes, aunque igual de acentuadas, así que supongo que
no tardaré en descubrirlas.
Elena va muy guapa, tanto que seguro que se ha arreglado
para ella misma. Lleva el cabello rubio cuidadosamente
peinado y sombra de ojos. Es capaz de trabajar mientras
sonríe, así que empiezo a pensar que esa es la expresión natural
de su rostro. Eso me hace desconfiar de ella. No sabré cuándo
sonríe de verdad. Solo cambió el gesto cuando entró Oriana
en la sala. No me sorprende. No tiene muy buena cara. Está
pálida y tiene ojeras. No debe comer ni dormir bien. De todas
formas, se ha puesto eyeliner. Trabaja bien aunque parece que
tenga mucha carga. En el descanso, come sola, aunque Elena
le ofrece sentarse con ella.
Lo cierto es que Oriana me parece muy familiar, pero no la
identifico. Debe parecerse a alguien que conozco o tener una
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