Los susurros de la gente que grita vienen de seres tan huecos que
resuenan por dentro y, cuando hablan a tus espaldas, es como si lo
hicieran al oído.
Los susurros de la gente que grita se pueden oír aunque no quieras.
En su eco, repiten lo que otros dijeron antes. Ellos se sientan a tu
lado haciendo ruido. Te despiertan cuando estás cansado.
La gente que grita es incapaz de pensar que hay alguien más en
la habitación.
Tengo mi arma cargada: La gente que grita teme el silencio.
Creo que mis sueños hablan de lo que siento, aunque no
sepa qué ha pasado. Solo me faltará recordarlo mañana. Tengo
miedo de olvidarlo, así que voy a escribirlo. Algún día, me
volveré a conocer:
Este es el diario del Insomnio de Oriana. Unas veces escribo sobre
mis días, otras sobre mis sueños. Es confuso e intento aclararme.
Solo quiero recordar. A veces, no distingo bien la realidad. No
estoy consciente todo el tiempo. Si me estás leyendo, has vuelto a
romper el bucle. ¡Un aplauso para ti! Yo también lo he conseguido
ahora. La rutina es tan cómoda que es difícil salir. ¿Fue con el
«¡ding!» del ascensor? ¿Fue el café? Por favor, escríbelo. Será útil para
comprendernos. Nos echo de menos. Con cariño, Oriana.
Me voy a dormir con un poco de miedo a no volver a
despertar, pero el grito se va apagando poco a poco hasta
que me parece estar debajo del agua, cayendo hacia lo más
profundo de algún océano. Todo está oscuro y en silencio y
las sábanas son frías. Me voy hundiendo en el colchón hasta
que desaparezco.
22