EL HIJO DEL VIENTO El Hijo del Viento - Henning Mankell | Page 125

« Me pregunto qué es lo que ven» , reflexionaba Daniel entre tanto. « A juzgar por la expresión de sus ojos, algo que los llena de desasosiego. No es miedo, ni admiración, solo eso, desasosiego» . Finalmente, terminó la función. Wickberg iba de aquí para allá frotándose las manos. El dinero le abultaba las polainas. —Esto irá muy bien —aseguró—. Tal vez prolonguemos la estancia de mañana en Strängnäs y nos quedemos dos días. —Pero nada de serpientes —le advirtió Padre cerrando el maletín. —Bueno, por lo menos, ninguna de las grandes —respondió Wickberg antes de salir por la puerta. Padre le hizo a Daniel una señal de aprobación. —Esta noche dormiremos en un hotel. Ahora nos espera la cena. En ese instante se abrió la puerta del fondo de la sala, que dio paso a una mujer vestida de negro con un velo rojo en el sombrero. En cuanto vio su rostro, Daniel supo que algo importante estaba a punto de suceder. Aunque ignoraba qué.