EL HIJO DEL VIENTO El Hijo del Viento - Henning Mankell | Page 116
De pronto, se hizo el silencio. Alguien golpeó con un mazo la mesa que había
a su lado. El hombre que empezó a hablar se aclaraba la garganta
constantemente. Daniel no comprendía de qué hablaban. Repetían una y otra vez
unas palabras cuy o significado él ignoraba, « trabajador» , « educación» , « tiene
la palabra…» , y después un nombre. Empezaba a sentir calor bajo aquel paño.
Daniel decidió recordarlo, si hacía mucho frío, se cubriría la cabeza con un paño
de lino en una habitación llena de gente y no tardaría en encontrarse como
cuando el sol salía en el desierto.
De repente, oy ó el nombre de Padre. Alguien aplaudió, después se hizo el
silencio y enseguida le llegó la voz de Padre. Se le oía nervioso, las palabras
salían inseguras de su boca reseca, vacilantes. Daniel estaba preparado, pero la
cosa se prolongaba. Padre tenía mucho que contar sobre los insectos. Finalmente,
oy ó su nombre y Padre apartó el paño.
Daniel no sabía qué espectáculo lo aguardaba. Ni que la sala estaría tan llena
y las caras tan cerca. Padre le hizo un gesto y Daniel se levantó. En medio del
más absoluto silencio, dijo lo que tenía que decir.
—Me llamo Daniel. Creo en Dios.
Pronunció las dos frases a la perfección, a juzgar por la expresión de
satisfacción de Padre. Eso era lo más importante.
De repente, le pareció ver el rostro de Kiko al fondo de la sala, donde la luz
era más tenue. Supo enseguida que tenía que acercarse a él. Kiko había acudido
allí para llevárselo. Bajó corriendo del podio y empezó a trepar por encima de
las personas que estaban sentadas. Estalló el tumulto, la gente intentaba apartarse
o atraparlo, pero Daniel sabía que debía llegar hasta Kiko antes de que este
desapareciera. Iba apartando las manos que intentaban agarrarlo y arañando las
caras que se interponían en su camino.
Cuando llegó al fondo de la sala, Kiko se había marchado.
Alguien le golpeó la nuca y solo vio oscuridad. Lo aplastaron contra el suelo y
lo último que oy ó fue la voz de Padre que gritaba a lo lejos.