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El Güegüence como manifestación Lúdica Sincrética
La máscara, la otra cara, la otra identidad o representación, ha sido usada desde el
Paleolítico por la mayoría de los grupos humanos en todas las épocas. La máscara
disfraza, oculta y/o revela la identidad de quien la usa.
Hay innumerables variedades en sus diseños, desde los más simples en su elaboración
y que se sostienen con la mano, hasta diseños realmente complicados, con piezas
móviles que esconden otros rostros a su vez.
Los mascareros manifiestan toda su creatividad al seleccionar los materiales naturales
disponibles en su medio. Dependiendo del lugar y de los recursos disponibles, se han
realizado máscaras de madera, fibras naturales vegetales, hueso, obsidiana, metales y
piedras
diversas,
pieles,
plumas,
conchas,
etc.
Tanto el tratamiento de los materiales como el terminado de las máscaras han variado
según la cultura, la época, el pueblo , la espiritualidad y sus significados. Han sido
sencillas o muy talladas y elaboradas con adornos de mosaicos de piedra, oro, huesos,
o de un sólo material.
Las máscaras, generalmente van acompañadas con un atuendo que cubre todo el
cuerpo del usuario. Cuando es así, es importante notar la variedad tanto de materiales
como de símbolos, que son complementarios a los de la máscara.
Los elementos morfológicos de máscaras, salvo algunas excepciones, se derivan de la
naturaleza: zoomorfas o antropomorfas. En algunos casos, la forma de la máscara es
una réplica de los rasgos naturales, pero en otras hay diferencias significativas o
modificaciones y también las hay de abstracciones de los creadores. Pueden
representar seres sobrenaturales ancestros, retratos, figuras reales o imaginarias.
La razón de ser de una máscara, es que será habitada por los espíritus.
El cambio de identidad en el usuario de esa máscara, es vital, porque si el espíritu
representado, no reside en la imagen de la máscara, el ritual en el que se use, será
poco eficaz, y las plegarias, ofrendas y peticiones, no tendrán significado ni sentido.
Las máscaras pueden funcionar para contactar poderes espirituales de protección
contra las fuerzas desconocidas del universo y el triunfo de la vida.
El Portador de la Máscara
El Portador
La persona que usa la máscara también está en una asociación directa con el espíritu,
por lo que corre el riesgo de ser afectado por él. Así como el creador, el portador debe
seguir ciertos procedimientos para protegerse, así como manifestar su respeto. De
alguna manera es un actor en colaboración o cooperación con la máscara. Sin su
actuación, sus posturas, los pasos de la danza y la sucesión de ésta, la máscara
quedaría sin la fuerza vital completa.
Cuando está usando la máscara, hay una pérdida de su personalidad previa y va
adquiriendo una nueva. Algunas veces sufre cambios psíquicos, y a medida que el
trance aumenta, surge el carácter descrito en la máscara. El usuario hábil, se vuelve
"socio" del carácter que esta representando: comparte el brillo de sus ojos, sus
Lic. Francisco M. Zamorano Casal