EL REGALO DE LA VIRTUD
Acá el autor nos habla acerca de las cosas que pensamos que pueden quedar como legado nuestro a las demás personas del mundo, como nuestra esencia más pura en función de los demás.
Llegar al lugar más amplio de nuestro ser, y desde ahí, convertirnos en referentes, pero por medio de la virtud, y que esa virtud llegue a ser tan resplandeciente, tan pura, que sea venerada y reconocida por los demás, que en ese momento se convertirían en nuestros discípulos a quienes instruiríamos en función de virtudes que puedan generar mejores personas, de esa manera se puede llegar a convertirse en el “super hombre”.
En ese afán de convertirnos en eruditos, solemos perdernos por los azares de la vida y los placeres mundanos, es ahí, cuando debemos recordar nuestro propósito y ver que nosotros somos superiores a nuestros deseos, que con el solo hecho de querer superarnos podemos inspirar hasta la más débil de las voluntades.
No obstante, debemos reflexionar, ¿seré yo un buen ejemplo a seguir? Pues una cosa es ser un maestro y otra muy distinta ser un buen ejemplo. En este caso vemos como nosotros por medio de nuestras virtudes podemos convertirnos en nuestra mejor versión, y que por medio de nuestras virtudes podemos hacer que los demás sean la mejor versión de ellos mismos.
Para finalizar, vemos como nos muestra un camino de auto evaluación, en donde nosotros mismos nos convertimos en dadores de virtud, que por nuestras enseñanzas podemos hacer que otros discípulos se conviertan en las mejores versiones de si mismos, siguiendo así la cadena interminable por alcanzar esa perfección anhelada, creando al fin el tan deseado SUPER HOMBRE.
William Ricardo Gómez Viscaya
Estudiante de licenciatura en fillosofía, UNAD
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El regalo de la virtd