LADRONES DE LIBROS
Por Inés de los Santos
Estaba decidido. No había sido el único robo que había cometido en toda mi vida. Bueno, sí sería el único de la semana.
Siempre habituaba ir a algunas de las librerías de la calle Corrientes, pero esta vez fui a una que estaba en el centro de la ciudad.
Ya me encontraba dentro de la tienda y no había vuelta atrás. El libro no iba a ser para mi hija esta vez. Quería uno para mí. Me dirigí al fondo del local y me percaté de que había una señora mayor con anteojos y vestimenta de profesora leyendo una revista. Sospeche que fuera la dueña. Entonces, sin dudarlo, tome el libro que quería, “Fútbol: Juego, deporte y profesión” de Cesar Luis Menotti, y lo metí en la bolsa que tenía dentro de mi mochila. Nadie se dio cuenta, pero salí de aquella tienda con una mezcla de angustia y culpa. En mis anteriores aventuras urtosas, nunca me había sentido así antes. Entonces decidí regresar el libro y aceptar lo que viniera.
Me dirigí al cajero directamente.
-¿Desea algo señor?- me pregunto mientras me miraba con aburrimiento.
-Si…- dije nervioso. Nunca había hecho lo que estaba a punto de hacer. –Quisiera…-
De pronto, se escucho un estruendo al final de la tienda. La señora que aparentaba estar leyendo una revista, llevaba dentro de su cartera 5 catálogos de Anagrama. Mi cara de nervios cambio a extrañez. Me disculpé con el cajero y me retire de allí. La viejecita estaba robando realmente; si ella lo hacía, ¿por qué yo no?
Al llegar a casa, me senté en mi sillón y encendí la televisión mientras abría el libro que había robado. Se sintonizó el canal de noticias y el reportaje que estaban pasando fue cosa del destino.
Una joven escritora llamada Laura Meradi, confesó, a través de su crónica “Alta Rotación”, cómo robó un libro de poesía, confesión ubicada en la pág. 264 del libro.
-Este fragmento ha provocado que las autoridades de la librería donde se efectuó el robo retiraran los ejemplares de Alta Rotación de sus locales, a pesar de que este es uno de los más vendidos hasta el momento.-explico la presentadora.
Se abrió la puerta de la casa y era mi pequeña hija con su madre que la había traído de la escuela.
-Hola papi, ¿qué haces?- me preguntó con inocencia.
-Leo un libro que conseguí hoy.- le contesté riéndome.
-Hablando de libros, ¿sabes cual desapareció hoy de la tienda? “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?”. El único que quedaba y misteriosamente “PUFF”, no está.- lamentó la madre de mi hija.
-Si claro. Misteriosamente.- me dije, mientras observaba el libro que había robado en aquel día.
Al día siguiente me dirigí con mi hija a una librería ubicada en la calle Corrientes, y, al entrar, un mensaje en la pared llamó mi atención:
“Se calcula que un 5% del inventario de libros tiende a perderse debido a ladrones con cierto bagaje cultural”.
El Estante Digital / Noviembre, 2013 7