El Dromedario, Enero El Dromedario, Enero | Page 2

El Dromedario

Humanidades

La increíble Jane Goodall

Jane Goodall,

Nació en 1934 en Londres. Desde muy pequeña encontró una gran pasión y amor por los animales y por la naturaleza. Desafortunadamente, no siempre creyeron en ella ni en sus capacidades, pero su mamá, una de las pocas personas que sí lo hizo, le decía que lo más importante era luchar por sus sueños y trabajar muy duro por conseguirlos sin importar lo que pensaran los demás.

Ya en su juventud, sus papás no podían pagar sus estudios, así que tuvo que vivir de pequeños empleos.

Ahora… a probar lo que había visto y vivido

Así fue como en 1961, Jane logró irse a la reconocida universidad de Cambridge en Inglaterra, para hacer un doctorado. Hacer este doctorado no era algo que ella deseara realmente, pero el doctor Leakey logró convencerla.

Si creías que su vida desde ahí iba a ser fácil, te equivocas. En realidad se burlaron de ella enormemente por darle nombres a los chimpancés que estudiaba, pues en ese entonces se los identificaba por números porque era más “científico”. Aparte, recordemos que en esa época se discriminaba a las mujeres en el ámbito laboral y mucho más en las ciencias ya que supuestamente era para hombres. Discriminadas, las mujeres debían quedarse en la casa para barrer, trapear, cocinar, cuidar a los niños y todo eso, sin oportunidad alguna de seguir sus sueños como lo hizo Jane. De modo que no les parecía muy posible que una joven como ella fuera capaz de ir a un bosque en África a estudiar primates sin sentir miedo y salir corriendo a los 5 minutos gritando “Aaahh que asco vi una araña”. Esas cosas, ya saben.

Y claro: al escuchar el descubrimiento de Jane, los demás no le creyeron. Incluso decían que ella le había enseñado a David como usar la herramienta de las hormigas.

En 1962, un hombre llamado Sir Solly Zuckerman dijo lo siguiente en un simposio sobre primates celebrado en la Sociedad Zoológica de Londres, según la biografía de Jane, titulada The Woman who Redefined Man: “Algunos aquí prefieren las anécdotas y lo que debo confesar que veo como ocasionales especulaciones sin consolidar. En el trabajo científico es mucho más seguro basar las conclusiones principales y las generalizaciones en un gran conjunto de datos coincidentes que en unas cuantas observaciones aisladas y contradictorias, cuya explicación a veces deja que desear”

Duro, ¿no?

Pues Jane no les hizo ni caso, por supuesto, siguiendo las palabras de su madre.

El comienzo de su aventura

En 1957 Jane fue invitada por una amiga a Kenia, África, donde se convirtió en secretaria de Louis Leakey, quien fue un prehistoriador, paleo primatólogo y paleo antropólogo muy importante en ese tiempo.

Tres años después, impulsada por su amor tan grande hacia los animales, decidió irse a vivir junto con chimpancés, en Tanzania, cerca del lago Tanganyika. Esta decisión sería clave para su reconocimiento internaciona y aún más importante, nos enseñó que los seres humanos no somos los únicos con sentimientos, con inteligencia y con la capacidad de tomar decisiones.

¿Y cómo lo descubrió? Observando a los chimpancés, con respeto, por supuesto y en particular a uno muy especial al que llamó David Greybeard.

Como dejó claro el periodista Henry Nicholls, quien la entrevistó en 2014: “A finales de octubre de 1960, observó a David desde la distancia mientras roía el cuerpo sin vida de lo que parecía una cría de potamóquero de río” ¡Y eso que en ese entonces se creía que los chimpancés eran vegetarianos! Y eso no fue todo: después de un tiempo, Jane vio que David utilizaba un utensilio para comer hormigas. Resultó ser que esa herramienta no era nada más ni nada menos que unos tallos de hierba que, al introducir en el hormiguero, obligaba a las hormigas a salir.

2

Si quieres formar parte de El dromedario escríbenos: [email protected]