El diario de Anna Frank | Page 143

Gentileza de El Trauko http://go.to/trauko de Peter, sobre un duro cajón, su brazo alrededor de mi cintura, mi brazo alrededor de la suya, y él juega con un mechón de mi pelo; cuando afuera los pájaros hacen vibrar sus cantos, cuando se ve reverdecer a los árboles, cuando el sol nos llama, cuando el cielo está demasiado azul, ¡oh, entonces, entonces mis deseos ya no cuentan! Sólo veo rostros descontentos y sombríos. No oigo más que suspiros y quejas reprimidas. Dijérase que, bruscamente, todo anda mal entre nosotros. En el anexo, cada uno pelea con sus propios nervios, sin llegar jamás a una conclusión. Todos los días oímos: "¡Si esto tan sólo terminara!". Mis estudios, mis esperanzas, mi amor, mi valor, todo eso me hace mantener la cabeza alta y ser juiciosa. Estoy persuadida, Kitty, de que hoy me hallo un poco descentrada, ignoro verdaderamente por qué. Todas las cosas se confunden, no llego a encadenar, y dudo muy seriamente que, más tarde, alguien pueda alguna vez interesarse por las tonterías que vuelco e n estas páginas. Confidencias del Patito Feo. Tal será el título de mis papelotes. Los señores Bolkestein y Gerbrandy8 no hallarán gran interés en mi diario. Tuya, ANA Sábado 15 de abril de 1944 Querida Kitty: Sobresalto tras sobresalto. ¿Se terminarán algún día? En verdad, nadie mejor que nosotros para formular esta pregunta. ¿Adivina cuál fue el último que sufrimos? Peter se olvidó de descorrer el cerrojo de la puerta de calle (la cual siempre se cierra por dentro todas las noches) y la cerradura de la otra puerta no funciona. Como consecuencia, el señor Kraler y los otros empleados no pudieron entrar en el edificio, por lo que tuvieron que molestar a los vecinos, forzar la ventana de la cocina y entrar por la parte de atrás. A Peter se le cae la cara de vergüenza por ser tan estúpido. Te aseguro que eso lo ha trastornado terriblemente. A la hora de comer, cuando mamá dijo que lo lamentaba sobre todo por Peter, éste casi se puso a llorar. Todos somos tan culpables como él, porque prácticamente todos los días los hombres preguntan si ha sido descorrido el cerrojo y, precisamente hoy, nadie lo hizo. Tal vez logre consolarlo un poco más tarde; ¡me encantaría tanto ayudarle! Tuya, ANA 8 Dos integrantes del gobierno holandés en él exilio, con sede en Londres. (N. del T.). 139