EL DIARIO DE ANA FRANK el-diario-de-Ana-Frank | Page 127

E L D IARIO DE A NA F RANK mi orgullo ha recibido un pequeño impacto. Porque fui demasiado presuntuosa; Señorita Ana, lo que usted ha hecho está lejos de ser perfecto! Causar semejante pesar a alguien a quien se dice querer, e intencionalmente, por añadidura, no es más que una bajeza, ¡una gran bajeza! Lo que más me avergüenza es cómo papá me ha perdonado; va a quemar la carta, y se ha vuelto tan amable conmigo que se creería que es él el culpable. ¡No, Ana! ¡Tú tienes todavía mucho que aprender! ¡En lugar de encarar a los demás y acusarlos, harías mejor en volver a empezar! He tenido mis penas, sí. Pero todos los jóvenes de mi edad pasan por eso, ¿verdad? Yo interpretaba una comedia antes de tener conciencia de lo que hacía; me sentía sola, pero rara vez vencida. Hay que avergonzarse de eso, y me avergüenzo terriblemente. Lo hecho, hecho está; pero es posible corregirse. Volver a empezar desde el principio, quiero hacerlo, y no debe de ser demasiado difícil, pues tengo a Peter. ¡Con su apoyo tendré éxito! Ya no estoy sola en el mundo. El me quiere y yo lo quiero, tengo mis libros, los cuentos que escribo y mi diario; no soy demasiado fea ni demasiado tonta; poseo una alegría natural y buen carácter. ¡Ese es, pues, mi propósito! Sí, Ana. Has podido comprobar muy bien que tu carta era demasiado dura, y un gran error, y, por si fuera poco, ¡te sentías orgullosa de haberla escrito! Tomando ejemplo de papá, conseguiré enmendarme. Tuya, ANA Lunes 8 de mayo de 1944 Querida Kitty: ¿Te he hablado alguna vez de nuestra familia? Creo que no, y es una razón para empezar enseguida. Los padres de papá eran muy ricos. Su padre había hecho fortuna solo, y su madre provenía de una familia adinerada y distinguida. La juventud de papá fue, pues, extremadamente agradable: bailes o fiestas, residencias suntuosas, lindas muchachas, banquetes, etc. Todo ese dinero se perdió durante la Primera Guerra Mundial y a causa de la inflación. Papá, con su educación esmerada, debió reírse ayer cuando, por primera vez en sus cincuenta y cinco años, tuvo que comer el raspado de la olla. Mamá proviene también de padres ricos. A menudo escuchamos boquiabiertos sus historias de fiestas de esponsales con doscientos cincuenta invitados, cenas y bailes de sociedad. Ahora ya no se nos puede considerar ricos, Pero confío en que nos reharemos después de la guerra. A diferencia de mamá y de Margot, te aseguro que no me contentaría con una pequeña vida restringida. Me gustaría pasar un año en París y otro en Londres, para estudiar las lenguas y la historia del arte. ¡Compara eso con lo que desea Margot, que aspira a ser matrona en Palestina! Tengo todavía llena la imaginación de hermosos vestidos y personas interesantes. Cómo ya te he dicho, querría ver algo de mundo, adquirir cierta, experiencia. Para eso, un poco de dinero no vendría mal. Esta mañana, Miep nos habló de una fiesta de compromiso a la que estuvo invitada. Tanto el novio como la novia pertenecen a familias adineradas. resultó, pues, particularmente elegante. Miep nos embobó con su descripción del menú; sopa de legumbres con albondiguillas de carne, queso, panecillos, entremeses con huevos, rosbif, torta de moka, vinos y cigarrillos, todo a discreción (mercado negro). © Pehuén Editores, 2001. )127(