EL CUADERNO DE LA ORACIÓN 0_EL CUADERNO DE LA ORACION (1) | Page 37
La mujer dijo: "Sí, señor." "Está bien", dijo el dueño "Ponga su lista en la
balanza y lo que pese su lista,
le daré yo en comestibles." La mujer titubeó por un momento y cabizbaja, buscó
en su cartera un pedazo de papel y escribió algo en él. Lo puso en la balanza aún.
Los ojos del dueño y el cliente se llenaron de asombro cuando la balanza se
fue hasta lo más bajo y se quedó así. El dueño
entonces, sin dejar de mirar la balanza y de mala gana, dijo: "¡No lo puedo
creer!".
El cliente sonrió y el dueño comenzó a poner comestibles al otro lado de la
balanza. La balanza no se movió por lo que continuó poniendo más y más
comestibles hasta que no aguantó más. El dueño se quedó allí parado con gran
disgusto. Finalmente, agarró el pedazo de papel y lo miró con mucho más