El Corán y el Termotanque | Tercer número | Page 4

EL EFECTO DI CAPRIO Por Edith Bordello S Ilustra Dimas e conocieron a los ocho, volviendo de catecismo. La Flaca vivía a dos cuadras de la iglesia y la Gordi, a seis, en igual dirección. Anduvieron por la misma vereda todos los sábados al mediodía, hasta que se dieron cuenta de que tenían el mismo camino y se hicieron amigas. Al principio, el recorrido era lo único en común, pero más adelante, cuando la curiosidad superó al pudor, se confesaron que ninguna estaba tan segura de la existencia de Dios, y que a las dos les daba terror el padre Samuel. Mucho miedo por separado, pero ahora que eran dos, las pequeñas ateas querían quedarse durmiendo hasta tarde los sábados y domingos, y mirar las películas que no debían, porque invocaban al Demonio. Ahora que eran dos, podían aguantarse el miedo al padre Samuel y con suspicacia dividir el esfuerzo para hacer firmar el cartón de asistencias que les vendían en la iglesia a diez pesos, lo que era un despropósito para una fotocopia, porque el gasto representaba el total de dos tarjetas con la foto de Leonardo Di Caprio de l