El Corán y el Termotanque | Sexto número Año 2, número 6 | Page 6
comentarista de las acciones que se fue a hablar con una de las policías que esperan la indica-
ción para meterse a reprimir
—no hay caso, no hay caso— repiten los abogados, que andan en calzoncillos y todos los
días se reúnen y comen girasoles y toman ginebra sentados en el cordón: —me tiro del
precipicio— dice uno jodón, y se deja caer contra el asfalto
van ser las diez y la estación de ómnibus todavía no se llenó, están todas las camas vacías y
unos cinco desahuciados recién arrancan los ejercicios antes de acostarse
unas nenas se pasan yogurt por el cuerpo y cinco borrachos se masturban unos a otros a
las carcajadas: uno era un antiguo juez de menores, otro fue maestro, los otros tres siempre
borrachos
un ciego sin dientes tantea los picaportes y cuando siente el frío del metal lo chupa mugiendo
de placer
todos los camiones tienen las gomas pinchadas y hace dos
días se ahorcó con una cámara el último gomero
la basura se amontonó y los arquitectos piensan
cómo adecuarla al paisaje urbano
como los asilos cerraron, los viejos andan
todos vagando por las calles o tirados en
cocheras abandonadas, alguno que otro,
al pasar, les arroja algo de comida y con-
trola si hay alguno muerto para man-
dar a retirar el cadáver: lo