El Corán y el Termotanque | Quinto número Año 2, número 5 | Page 45

Por Andrés Calloni Ilustra Bástian Roa
Capítulo xvii 1964
¿ Qué son un día y una noche , uno atrás del otro ? La lucidez , opuesta al dormir , nos propone interpretar el mundo a través del artificio que es la razón . Y así comprendemos e identificamos la publicidad del jabón en polvo en la radio , mientras en los diarios los redactores de obituarios , con frenético ritmo , redactan el honor de ser , algún día , la ceniza de un papel . Construcciones . Sin embargo llueve y el olor a tierra mojada nos aprieta , con algo parecido a una ternura firme , lo que llamamos corazón , dolor o pasado . Aquel impulso primero que nos llevó a ver el verde en todos sus tonos . Y cuando se mata , ¿ qué otro impulso se niega o se acepta ? Juan Manuel Cerro , sin ver , mira la tarde avanzar hacia la noche junto a un árbol . Ayer mató , en un prostíbulo , una mujer que no conocía , que no le inspiraba sentimiento alguno . Un goce sexual atenuado lo acompañó en el momento . Luego salió al campo , donde todo era invariable , y huyó entre árboles y oscuridades . Ahora descansa , alcanzado por el día . Todavía siente en el brazo derecho una firmeza negra y su estómago duele . Mientras espera la noche para moverse nuevamente , un momento de lucidez , triunfo máximo del artificio , le muestra que ahí , frente a él , las cosas están , indudablemente , y que nada ha cambiado . Sólo él , que no sabe nada de sí mismo y espera la noche para olvidarse de esa pregunta . Se imagina que otra luz lo ilumina , donde todo es más simple , un luz lejana , fría , con nombre de mujer . Y reza una oración de tres palabras , sin poder parar , una y otra vez . Tiene eso o la soledad .
Capítulo xviii 1965 , 1966
¿ Cómo contar esta historia que ya termina y se basa en hechos breves , usuales , sin acercarse a la idea de que la belleza es un fin valedero ? Si de algo se vale el tiempo para contar lo que acontece , es de la repetición . Desde siempre atardece y aparece la luna iluminada por una luz prestada , pero eso no tiene por qué significar algo . Viva el escepticismo de descreer en la lógica y basarse en la belleza . Bajo esa premisa habría que hablar de otras cosas y dejar la rutina a un lado . Para qué decir que Juan Manuel , el Negro , anduvo , sucio , huyéndole a nada . Su crimen había sido pasado por alto por las autoridades policiales . La víctima no presentaba familiares interesados y sus pocos conocidos , después de un par de semanas , se olvidaron de él . ¿ Por qué narrar lo previsto de un sentimiento culpable , cuando , seguramente , las estrellas se colgaban del cielo y el violeta del cielo era inabarcable ? Esos días pasaron palpables pero imparables . La naturaleza , viva y callada , es nuestro testigo sólo cuando le otorgamos el beneficio del silencio ; así podemos ver cómo los árboles lo techan mientras camina por calles tranquilas , de perros echados que fingen dormir . No quiere pararse a pensar y busca trabajos solitarios , alejados , difíciles . Sobrevive donde nadie pregunta , donde es sólo alguien que no necesita un motivo . Pasa más de un año y por inercia va volviendo al pueblo , cada vez un poco más cerca y más olvidado . La cara de Ana Rosa es ahora una deformidad por agotamiento : otra vez el recurso de la repetición y la naturaleza haciéndose estrecha y pudiente en la imagen de una mujer . El recuerdo formándose como una magia caliente . Cuando , a lo lejos e inconfundible , el pueblo aparece , no siente nada . El piso es verde y él lo mira todo desde arriba . Enciende un fuego cerca de un conjunto de árboles . Son dos o tres , sin embargo la sombra le sirve para sentirse al acecho y quiere repetirse como forma dominante en alguna penumbra . Hasta parece que el cielo , con su igualdad de estrellas , se lo insinuase .
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