El Combatiente N° 2 Octubre 2019 Octubre 2019 | Page 15

Testimonio de lucha de Víctor Toro en homenaje a Miguel Enríquez Las palabras de Melinka referidas a la vida revolucionaria de Miguel, son un claro reflejo de esa conse- cuencia revolucionaria de nuestro Secretario General caído en combate ese 5 de octubre de 1974. <” El 5 de octubre se cumplirán un aniversario de la muerte en combate del Secretario General del MIR, una lluvia de balas de todos los calibres fue disparadas contra la casita de la calle Santa Fe, en la gue- rrera comuna de San Miguel, en la capital chilena. Por los caminos la noticia se propagaba, se adentraba por los senderos y escondrijos clandestinos, por los centros de torturas y campos de concentración. En los cuarteles militares de la dictadura estaban de fiesta, habían asesinado al líder de la Resistencia y al hombre que no les permitía dormir tranquilos. Miguel era un ser humano extraordinario, capaz, inteligente, valiente y de sentimientos humildes, quería a su pueblo y a los pobres con un amor infinito, incluso a aquellos sectores de las clases populares que no compartían sus ideales, los del MIR. Mi larga trayectoria junto a Miguel Enríquez me permite reafir- mar virtudes inéditas de este luchador social, juntos concurrimos a la fundación del MIR, veníamos del mismo partido en el 1964, Miguel y un grupo de revolucionarios rompen con el viejo Partido Socialista, nosotros rompemos en Santiago, mientras los de Concepción ingresan a la VRM (Vanguardia Revolu- cionaria Marxista), en mi caso por un corto tiempo termine dentro del PSP (Partido Socialista Popular), desde estos dos referentes más los independientes Allendistas encabezados por don Clotario Blets, el 15 de agosto de 1965 concurrimos al Congreso de Fundación del MIR. En uno de los tantos encuentros preparativos para este congreso, Miguel me invita casi sin conocerme a conversar respecto a mi expe- riencia en el sector sindical y poblacional, y antes de iniciar nuestro dialogo me pregunta si yo soy uno de los pocos obreros que asistirán al congreso de fundación, le digo que somos como una media doce- na y le nombro a don Clota, al viejo Valenzuela, a la Georgina Concha, Villalon, Carmen Pérez, al viejo Castañeda , Olivares y otros más, su respuesta fue espontanea: “estamos re bien Melinka, ya sabes que me asustan tantos pequeños burgueses”. Este referente obrero en la fundación del MIR para Miguel va a hacer una de sus preocupaciones principales, así es que cuatro de los nombrados anteriormente pa- saran a ser elegidos junto a Miguel miembros del CC del MIR, por lo tanto, fundadores de nuestra organi- zación.”> <” Este es el inicio de los embriones del MIR, por los caminos de Chile, cerros mineros, sierras, pampas del norte y montañas del sur, por barrios, poblaciones urbanas y suburbanas, por zonas y cordones industriales, puertos y caletas pesqueras, por escuelas y universidades, entre los trabajadores banca- rios y profesores, entre los funcionarios de la administración pública y medios de comunicación, entre los soldados, suboficiales, clases y oficiales patrióticos, por los campos y ciudades de Chile fue cosa común encontrarnos con el que podría ser el jefe de una revolución. En los tiempos del gobierno de Eduardo Frei, mientras este nos perseguía por todo Santiago y Concepción , Miguel y yo vivíamos en la clandestidad, nos encontramos en el Tofo y La Higuera, (Norte Chico), la ta- rea era contactar un grupo de mineros revolucionarios que echarían las bases para la construcción del MIR en el Frente Minero en esta región, en el otro extremo de mi patria, cuando cumplía una misión en Arauco, fui visitado por Miguel en la islita de Tirua, para luego reunirnos en la Población Kennedy con el Bauchi y Luciano. El temario era el trabajo campesino y nuestra labor con el pueblo y nación Mapuche, el tiempo que dedicaba Miguel a estas tareas eran infinitas, hasta el cansancio me decía “sin la parti- cipación de los mineros, del pueblo Mapuche, de los obreros y pobladores en el Mir, no habría nada”, siempre me reiteraba que estos sectores a pesar que no todos despertaban aun, estaban llamados por la historia a ser los agentes de los cambios, así como de la revolución que propiciábamos.”> 15