El Combatiente N° 2 Octubre 2019 Octubre 2019 | Page 12

Miguel desde la mirada del Uruguay Hubo un tiempo, durante el gobierno de Pacheco Areco, que los presos políticos uruguayos que cumplían la pena, tenían la opción de la Justicia de ser liberados a Chile. Cientos de uruguayos liberados de las cárceles y requeridos por las Fuerzas Conjuntas pasaron a vivir en Chile. El triunfo de la Unión Popular y de Salvador Allende, ampliaron las posibilidades de solidaridad y trabajo político de las organizaciones políticas de izquierda uruguayas. El Movimiento de Liberación Nacional llegó a mantener una “columna internacional” en aquel país y desde Chile se organizaba una nueva tarea de relaciones con el movimiento revolucionario internacional. Después de la derrota del MLN en 1973 una nueva dirección política discutía una autocrítica en el llamado “Simposio de Viña” realizado en ese balneario chileno. De allí en adelante muchos militantes de izquierda uruguayos cruzaron a la Argentina y cuan- do el golpe de Estado de Pinochet algunos fueron capturados y desaparecidos y otros se refugiaron en la Embajada de Cuba desde donde fueron evacuados hacia la isla. En 1974 se formaba la “Junta Coordinadora Revolucionaria” integrada por el Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros MLN uruguayo, el Ejército de Liberación Nacional de Bolivia ELN boliviano, el Movimiento Izquierda Revolucionario MIR chileno, y el Ejército Revoluciona- rio Popular ERP-PRT Argentino. Durante los años más represivos de toda la historia de nuestro continente los guerrilleros de la Junta Coordinadora enfrentaron a las dictaduras del Cono Sur, el Plan Cóndor, la CIA y el Pentágono. Los mejores hijos de las patrias del sur de Latinoamérica cayeron combatiendo contra los ejércitos preparados y armados por los Estados Unidos. Jóvenes hombres y mujeres siguiendo el ejemplo del Che, se batieron en montes, sierras, llanos ciudades y pueblos del sur, en Chile, Argentina, Paraguay, Bolivia y Uruguay. Uno de los mayores impulsores de la Junta Coordinadora Revolucionaria (JCR) fue el chileno y fundador del MIR, Miguel Enríquez. Porque los revolucionarios siempre deben ser agradecidos y porque no debemos dejar caer en el olvido a los hombres que han sido ejemplo, tratamos de homenajearlo en su caída en combate el 5 de setiembre de 1974. Miguel Enríquez soportó más de un año clandestino en Chile bajo la altiva y digna consigna de “el MIR no se asila”. Él quiso dar su ejemplo manteniéndose en Chile para organizar la resistencia. “Nos quedamos en Chile para reorganizar el movimiento de masas, buscando la unidad de toda la Izquierda y de todos los sectores dispuestos a combatir a la dictadura gorila, prepa- rando una larga guerra revolucionaria a través de la cual la dictadura será derribada, para luego conquistar el poder para los trabajadores e instaurar un gobierno de obreros y campe- sinos”. 12