más que religioso, como si fuera un rey, divagando
sobre qué supondría el hecho de que hubiera tenido
hijos, tal cosa es absurda pues de haberlos tenido eso
no implicaría ningún derecho territorial para ellos, su
ilusión era conquistar conciencias no territorios. Je-
sús podía ser un profeta o un filósofo pero no un
político, por eso dijo que su reino no era de este
mundo.
Con posterioridad, la iglesia católica se terminó
convirtiendo en una extensión del Imperio Romano,
pues al ser declarada religión oficial del estado lo que
se intentó sin conseguirlo es que este no desa-
pareciese. Sin embargo la iglesia heredó lo peor de él
al usar la religión como un mero instrumento de po-
der mundial. Para ello, se cultivó la adoración de los
personajes religiosos convirtiéndolos en seres divi-
nos a la par con Dios, la adoración a la virgen por
ejemplo, constituyó un verdadero resurgir de la ado-
ración a dioses femeninos como en el caso de Hera o
Atenea en la antigua Grecia. Hay que considerar que
Dios no es necesariamente masculino o femenino,
pues es un concepto abstracto y la posible dualidad
sexual habría que buscarla solo en la definición de
Dios mismo y no en otras cosas, por ejemplo podría
decirse que la parte femenina de Dios sería la justicia
que también le representa. También se hizo esta divi-
nización con el papa, al cual se declaró infalible, esto
además de ser una blasfemia constituyó un acto del
todo reprobable, pues con ello se trataba de usar el
argumento religioso para conseguir que la gente y a
ser posible los gobiernos del mundo se plegasen a
sus intereses y así crear una dictadura mundial.