Cristo el judío. Ellos ya cuentan de sobra con que los teólogos, particularmente los protestantes, les sacarán las castañas del fuego pronunciándose en favor de esa mentirosa leyenda cuantas veces haga falta ».
« Una bonita Teología esa », dijo Hitler, « que cuenta a Cristo como miembro de un pueblo cuyos libros religiosos( 77) lo difaman de forma ininterrumpida en términos de hijo de una prostituta, de camada de bastardo, de criminal ajusticiado, de carroña de un perro muerto y enterrado y que se frotan las manos de placer con la esperanza de que será juzgado en el infierno sumergido en excremento hirviente. Uno no puede por menos de llevarse las manos a la cabeza ante tal sobreabundancia de perspicacia psicológica. No hay nada de sorprendente en el hecho de que los nuevos estudiantes de Teología de Tubinga, con objeto de honrar a las lumbreras que desempeñan las cátedras, se disfrazasen con toda solemnidad de rabinos y cantasen un puñado de salmos festivos.( 78) El periódico liberal Mecklenburguische Zeitung denomina a esto un elevado episodio de la unificación de la Ciencia y la esencia del pueblo. Faltaría más ».
« Bienaventurados sean los ingenuos », refunfuñé, « pues ellos recibirán el nombre de idiotas totales ».
V
« En todas las épocas » – comenzó a especular Hitler-, « el judío ha albergado el plan de desvirtuar siempre que le ha sido posible cualquier cosa que aporte una significación novedosa. Schopenhauer les ha llamado escoria de la humanidad, bestias, grandes maestros de la mentira –¿ y qué es lo que hacen ellos? Crean la“ Fundación Schopenhauer”. También la“ Fundación Kant” es obra suya, pese a que Kant motejó al pueblo judío, en síntesis, de nación de estafadores( 79). Lo mismo con la“ Fundación Goethe”. No toleramos judíos entre nosotros, dice Goethe( 80). Profesan un credo que les autoriza a practicar la rapiña sobre los demás, formula( 81). Y este astuto pueblo sólo contempla un camino franco: mientras las cosas se mantengan en orden no hay esperanza para él, prosigue( 82). Proclama de forma categórica:“ Me mantengo apartado de todos los que se relacionan con judíos y con sus simpatizantes”( 83). La Fundación Goethe de origen judío existe. Y existiría igualmente aunque el propio Goethe hubiera prohibido expresamente un fenómeno semejante calificándolo de infamia ».
« Con el mismo derecho », objeté, « podríamos fundar nosotros un Club talmúdico. ¡ Menuda desvergüenza sería considerado esto! Inconcebible de todo punto ».
« No para los judíos », replicó Hitler. « Para ellos no hay desvergüenza que valga. Para ellos lo único que existen son las ganancias o las pérdidas. Terciar con ellos guiado por otro criterio cualquiera representa que te la den con queso ».
« Nuestros augures y adivinos »-repuse, « actúan todos de tal manera. Goethe, Kant, Schopenhauer, se les antojan puros charlatanes de feria ».
«¡¿ Goethe, para qué?!» – denegó Hitler como haciendo un aspaviento despectivo. « Ni siquiera Sto. Tomás de Aquino hace mella entre esa gente. El gran Padre de la Iglesia escribió en una ocasión( 84) que la cosa podría describirse como si los judíos se hubieran colado en la misma nave que los
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