El Asegurador Septiembre 15, 2020. | Page 8

8 Ciudad de México / Septiembre 15, 2020. #Opinión Diez años han pasado ya desde que tuve la oportunidad de escuchar una conferencia de Ricardo Finito López acerca de la importancia que tiene la estrategia en el proceso de establecimiento y logro de metas. Ocurrió en León, Guanajuato, en el Foro para Agentes de Seguros y Fianzas que realizaba El Asegurador cada año en el Poliforum. Dijo entonces Finito que el valor de la estrategia no estaba solamente en su diseño, sino sobre todo en su seguimiento puntual. En el caso de este exitoso boxeador mexicano, salirse de la estrategia lo puso al borde de perder lo invicto, ya que tuvo que sobreponerse a un corte de ceja al inicio de un combate, para solo empatar la pelea. Estrategia. El tema remonta mi memoria también a una ocasión en la que al ir a jugar golf el caddie que solía atenderme no pudo hacerlo, y tuve la suerte de que me acompañara uno que dominaba este deporte al grado de haber obtenido un campeonato nacional de caddies. Recuerdo que me dijo: “Lo he visto jugar, pero le voy a pedir que juegue usted los dos primeros hoyos y que yo solo le cargue sus bastones, pero usted elija cuál de ellos usará en esos recorridos”. Acepté y, al llegar a la mesa de salida del hoyo 3, él simplemente me dijo: “No está mal, pero le falta estrategia”. Y comenzó una serie de lecciones para atacar cada hoyo durante toda la ronda, conmigo respondiéndole al caddie qué bastón elegía; aunque lo más interesante fue argumentarle por qué yo seleccionaba equis bastón en las diferentes situaciones en las que me encontraba y, sobre todo, que pensara en qué buscaba lograr en cada ronda. Antes de escuchar a Finito y de la observación del caddie, solía elegir sin un sentido claro de por qué y para qué lo hacía. Cuando comencé a ser un poco más estratégico (y más consciente, se entiende), no solo me divertí más, sino que mejoré mi hándicap. Dejé de seleccionar un bastón solo porque lograba más distancia o porque me sentía bien con uno de ellos. Claro que todo ello me llevó a buscar con Genuario Rojas Podríamos ser más estratégicos más conocimiento en la enseñanza de un profesor excelente de golf, quien me orillaba no solo a aprender, sino a usar lo asimilado en la práctica adonde acudía para pretender dominar un hierro o madera determinados. Mientras tanto, el profesor me corregía detalles. El tema era que dominara ciertos básicos. Luego acudía al club de golf a poner en práctica lo aprendido, en rondas en las que no había apuesta. Ya después venían los juegos en los que apostaba como se acostumbra, y el deseo de ganar obligaba a cuidar más la selección del bastón y también la ejecución, para finalmente participar en torneos, con mayor presión para jugar bien. ¿A qué nos puede llevar todo esto? A reflexionar sobre lo que ocurre en el mundo del trabajo, el trabajo de cada uno de nosotros, tú, yo, los demás, porque la experiencia me indica que para lograr establecerse proactivamente una meta o para diseñar la estrategia, delinear las acciones y ejecutarlas en tiempo y en forma es necesario que uno quiera. ¡Ah, cuánto tiempo, dinero y esfuerzo pierde la mayoría de las empresas enviando a sus empleados o a sus agentes a cursos, talleres, conferencias, etcétera, cuando esos colaboradores no quieren participar de manera activa y productiva porque no son conscientes aún de la importancia del conocimiento o del entrenamiento! ¿Tales fracasos y pérdidas obedecerán a que esas personas no se pusieron metas? ¿O se explican argumentando que tales empleados no son conscientes de las metas cuyo logro constituye su aporte a la empresa? ¿Se debe esto a que algunos llegan a considerarse “producto terminado”? ¿O quizá la causa esté en que no le han dado significado al trabajo que realizan? ¿Será, en suma, que no han entendido que aprender y aplicar lo aprendido en armonía los ayudaría a crecer y desarrollarse? Seamos más estratégicos y asumamos la responsabilidad de nuestros resultados Puede ser que, en el fondo, es que tienen muchas ideas sobre lo que quieren conseguir pero no las concretan en deseos, en metas claras; y tampoco entran en el terreno de la estrategia, de la planificación. Si los factores mencionados no se ponen rotundamente sobre la mesa, la dispersión y el desperdicio resultan naturales, y no hay productividad. ¿Qué se han propuesto o se propondrán lograr durante el cuarto trimestre de 2020? Sin un propósito claro, no parece necesario dedicar un esfuerzo grande a aprender, practicar, entrenarse y competir. Pongámonos a pensar y a establecer las metas para el resto del año; y dejemos de ser ejecutores autómatas. ¿Cómo andas en estrategia? Seamos más estratégicos. Asumamos la responsabilidad de nuestros resultados y busquemos con ahínco que éstos nos llenen de orgullo, satisfacción y beneficios. PROPORCIONANDO SOLUCIONES A LA MEDIDA Administración de gastos médicos para el sector asegurador SOMOS ESPECIALISTAS EN CONTENCIÓN DE COSTOS