22
Ciudad de México / Mayo 31, 2020.
Certezas e incertidumbres
#DesarrolloHumano
Visión
Empresarial
Miguel Ángel Arcique
@arcique
Cuando Pedro salió a
su ventana, no sabía
amor, no sabía, que la luz
de esa clara mañana…
era luz de su último día.
Silvio Rodríguez Domínguez,
Causas y azares
El ser humano es por naturaleza
más un buscador de certezas que
un tomador de riesgos.
No obstante, el riesgo está dentro de
cada una de las actividades que realiza,
la naturaleza que nos envuelve y las relaciones
que establecemos entre nosotros.
Los asesores de seguros y de fianzas saben
de ello, y hoy más que nunca han
de volver a su papel de administradores
básicos de riesgos, hacia sus clientes y
prospectos, pues vivimos y viviremos
tiempos de incertidumbres más abundantes
que las que la conferencista Gabriela
Warkentin mencionó en el MDRT
México en meses pasados al referirse al
Gobierno actual y sus decisiones.
Las certezas que teníamos en muchos
sentidos también se fueron lejos
de nuestro foco al presentarse la actual
pandemia e ir incrementando su espectro
de efectos en la salud, la economía
y el ánimo de todos. Lamentablemente,
lo que muchos vimos lejos, en un país al
otro lado del mundo, y al llegar consideramos
pasajero, ha llegado para afectar
y cambiar a lo más profundo de la humanidad.
El confinamiento, el paro de actividades
laborales, las medidas obligatorias
de seguridad, aunadas a la sana
distancia (que no nos permiten visitar a
nuestros viejos, abrazar a los que amamos
y con los que no vivimos a diario,
ni las reuniones con amigos); la pérdida
de rutinas y el fantasma (para algunos,
el monstruo actual) del desempleo nos
han comenzado a dejar fuertes huellas.
Por otro lado, en nuestro medio se
empiezan a vislumbrar nuevas certezas.
Los motivados por el trabajo desde casa
ya han comenzado a vivir una nueva
realidad que pronto podría ser su nueva
normalidad. Las empresas comienzan o
afianzan sus procesos de forma digital,
y las entrevistas y servicio a clientes se
llevan a cabo por medios electrónicos.
La oferta de capacitación en el medio
es enorme, y los medios de comunicación
y los instructores especializados se
hacen presentes en estos medios.
Pero, haciendo una reflexión más a
conciencia y con la visión panorámica
de haber entrevistado a más de una
cuarentena (jajaja, simbólica cifra) de
personajes del sector en mis charlas de
mediodía, me atreveré a proponer aquí
(para no perder el hábito) una serie de
acciones, estrategias e ideas con la finalidad
de comenzar a reconstruir lo que
hoy poco a poco se nos derrumba.
Las certezas que hasta hoy nos construyeron.
Ser clase media no es
ser mediocre
Una serie de conceptos se repiten
de manera constante en todos los alrededores:
aquellos que hoy revaloran
aspectos de la vida que antes pasaban
inadvertidos, como la salud, la familia,
la compañía, los amigos y, en fin, todas
aquellas cosas que los anuncios comerciales
de las tarjetas de crédito siempre
nos decían que “no tienen precio”.
Hoy parecen haber cobrado suma importancia
nuevos conceptos, al grado de
que muchos que han dejado de visitar
centros comerciales cada fin de semana,
gastar en restaurantes y otros gustos
pasajeros dan gracias de tener a su
familia al lado, contar todos con salud
y no haber perdido aún a algún familiar
cercano por causa de la pandemia u otra
enfermedad que haya incluso ocasionado
que se hagan velorios “virtuales”, en
donde se ve por pantalla un féretro solitario
y si acaso un pequeñísimo grupo
de familiares y algún sacerdote orando.
Podría ser una posibilidad que esta situación
nos muestre que la ansiedad por
ser o parecer de cierta clase social no era
lo realmente importante y que es posible
dejar de admirar a aquellos magnates
que llegan en algunos países desequilibrados
a ser hasta presidentes. La locura
y la obsesión por las compras, el lucro
desmedido y las posesiones materiales
puede ser que nos brinden una oportunidad,
pero tengo miedo de que en el
afán de “reactivar” la economía se pueda
desatar un desenfrenado consumismo
que podría llevarnos a situaciones aún
peores que las que antes vivimos.
¿Será posible que nos fijemos en que
la medianía es un estado útil y que ser
clase media no necesariamente es significado
de ser mediocre; y que los que
tienen lo necesario para vivir y pueden
compartir sus excedentes pueden forjar
una nueva generación de empresas y sociedades
altamente eficientes y rentables
pero con un alto sentido social?
Pues también está por otro lado la
posibilidad, siempre ingenua, de pensar
que ¡el rico es malo y el pobre es bueno!,
para con ello pretender instalar regímenes
en donde se pretende “equilibrar” las
diferencias sociales por medio de una
tarea digna de cuento de Robin Hood en
el que se quite al rico para darle al pobre,
desequilibrando las fuerzas del mercado
y desincentivando la iniciativa empresarial,
a la cual habría que darle cada vez
más sentido social, en vez de pensar que
matando al rico se compensa al pobre.
Los nuevos modelos económicos
que pueden surgir de esta experiencia
mundial serán dignos de ser observados,
pero no sin antes considerar que se
construyen desde la economía personal,
luego la familiar, y de ahí en adelante.
¿Aprenderemos a ser más clase media
satisfecha y colaborativa? ¿O estaremos
destinados a la profunda miseria que
genera una sociedad de pobres contra
ricos?
Hoy tenemos una gran oportunidad
de replantear la economía personal para
influir en la mundial.
Espera lo inesperado
¿Se creará una vacuna y con ello el
pase natural de esta temporada y se dejará
todo en el olvido “hasta la próxima
desgracia”, como solemos hacer luego de
terremotos y huracanes, cuando toda la
sociedad se vuelca a ayudar pero pasados
los días, meses y años todo queda en
monumentos y tristes recuerdos?
¿Viviremos ya eternamente ligados a
medidas de confinamiento, distanciamiento
social, precauciones, noticias de
números de infectados y muertos?
Lo único cierto es que al día de hoy,
cuando arribamos a lo que tal vez, y solo
tal vez, podríamos considerar el punto
medio de esta situación, cuando ya algunos
países y ciudades de nuestro México
se pretenden “reintegrar paulatinamente”
a las actividades productivas pero
con la espada de Damocles pendiendo
sobre la buena conducta de la ciudadanía
para no volver a levantar el número
de infectados, podemos tan solo afirmar
que nadie sabe a ciencia cierta lo que el
futuro nos depara.
La capacidad de resiliencia y sorpresa
nos acompañarán en lo sucesivo y
diremos, como en alguna película de
la década de los ochentas, en la que un
guardia de cantina evitaba conflictos en
el lugar y al ser preguntado sobre su técnica
para mantener las cosas en calma
pudo afirmar con cierta paz espiritual:
“Espera lo inesperado”.
¿Qué cambios harás?
Por último, me permitiré abonar a la
reflexión que nos lleva a las estrategias
y a las acciones. En un tiempo en que
reina la incertidumbre, ¿que tipo de
certezas le puedes ofrecer a tu existir?
¿Qué cambios has llevado a cabo en
tu vida personal, en tu familia, tu empresa,
tus hábitos, relaciones, costumbres
y mucho más que consideres que
puedan resultar positivos y por ello
dignos de ser conservados en la ya hoy
trillada “nueva normalidad”?
En tu trabajo diario o en tu empresa
seguramente vendrán cambios de
forma y fondo para enfrentar a largo
plazo las nuevas reglas impuestas por
estos meses de haber cambiado los ritmos.
Muchos amigos me han expresado
que estas semanas y meses les han
dejado perfectamente claro con quiénes
cuentan en realidad en sus equipos
de trabajo.
Vendrán tiempos de reajustes, pero
no solo en lo económico, que es lo que
todos podemos vislumbrar con facilidad.
Los cambios esenciales serán en
los hábitos, las formas de pensar y de
actuar y, por supuesto, en la forma en
que cada persona y familia afronte la
nueva situación económica que esta
etapa nos dejará.
Desde aquí les pido que se cuiden
mucho, que aseguren sus pertenencias,
su salud y su vida, no solo como
debería haber sido siempre, para dar
ejemplo, sino porque cada vez es más
frecuente el escuchar de ilícitos llevados
a cabo por personas que, cobijadas
en la “necesidad”, pretenden tomar de
una u otra manera lo que creen que
les pertenece. Algunos lo harán con
armas improvisadas, y otros lo harán
con leyes malogradas.
Es tiempo de actuar en sociedad; es
tiempo también de actuar en lo individual.
¿Tú quién quieres ser?