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Ciudad de México / Junio 15, 2020.
La “nueva normalidad” y los ramos
de seguros
#Opinión #Seguros
a riesgo propio
Bernardo Olvera Bolio
EL SECTOR VIVE SU NUEVA
NORMALIDAD. El chocante
nombrecito a una situación extraordinaria
o, si se prefiere, y para mejor
comprensión, ajena a lo ordinario, es decir,
fuera del orden normal de las cosas,
al menos refleja el hecho de que el sector
vive de una forma peculiar esta situación
tan incómoda que estamos atravesando.
Ciertamente, la venta de seguros revela
un comportamiento curioso.
LOS SEGUROS DE DAÑOS siguen
más o menos su habitual desempeño, sobre
todo en lo relativo a pólizas de renovación
anual. Las más importantes se renuevan
en su mayoría. Pero la colocación
de otras pólizas se dificulta por la clara
contracción de la economía. Lógico: si no
hay obras ni contratos ni muchas otras
actividades, las pequeñas empresas que
sobreviven no compran seguros; simplemente
pagan nóminas. Nada halagador el
panorama, pero hay que estar.
CON LOS SEGUROS DE AUTOS,
el acontecer tiene una arista en la que
prevalece la continuidad y otra ligada al
tema de la pandemia. Por una parte, ya
se practicaba una dinámica de aseguramiento
desde la venta de autos nuevos.
Al irse reduciendo la venta de unidades
nuevas debido, entre otras cosas, a
la pésima situación interna desde hace
dos años y a la incertidumbre que genera
la dubitante entrada en vigor del nuevo
tratado comercial con Estados Unidos.
SE VENÍA REDUCIENDO TAM-
BIÉN LA TASA de crecimiento en la
venta del ramo. Por otra parte, la contingencia
ha restringido la movilidad y
la oferta de autos, lo que se traduce también
en menor colocación de pólizas. A
esto hay que agregar que la gente tiene
miedo de “gastar” ante la incertidumbre
de la conservación del empleo. La venta,
pues, se complica. En cuanto a los siniestros,
sí puede haber una baja considerable
en la frecuencia,
El sector va
caminando
como puede
en medio de la
pandemia y sus
consecuencias
sociales, de salud
y de inmovilidad
en las actividades
económicas
derivada precisamente
de la inmovilidad obligada
por el caso.
GASTOS MÉDICOS
MAYORES Y ACCI-
DENTES serían las
operaciones más favorecidas.
Eso dice la lógica.
Hay que recordar
que lo único que genera
más miedo que las autoridades
hacendarias es
caer en enfermedades y
no tener con qué pagar.
Morirse por pobres, dijeran
los cuatrotetistas
(los de la 4T, pues). Entonces
hay una fuerza
impulsora muy visible hacia la contratación
de estas coberturas. Pero el contrapeso
está nuevamente en el tema de la
incertidumbre: si gasto hoy en un seguro
que, por lo demás, no es barato, ese
dinero me puede hacer falta para necesidades
más urgentes o más primarias en
el corto plazo. Complejo, el panorama.
POR SU PARTE, EL SEGURO DE
VIDA presenta también
una situación de ambivalencia.
Por un lado, el
miedo a lo inminente
y evidente —sí, se está
muriendo gente por la
pandemia—; y, por el
otro, el mismo asunto
del gasto. A ello se ha
respondido con coberturas
muy accesibles en
costo y con beneficios
específicos para enfrentar
consecuencias económicas
asociadas a la
COVID-19. Las compañías
que han invertido
en la generación de productos
de este tipo ven
con satisfacción el gran beneficio que
tales coberturas representan para el público
en general, aun cuando la frecuencia
siniestral se ha venido acelerando de
manera geométrica.
A ESTE RESPECTO SE PRESENTA,
como ya comentamos en otra ocasión,
un asunto extraño: tanto en casos de
diagnóstico como en casos de fallecimiento
parece haber un ocultamiento
del padecimiento; entonces se diagnostican
neumonías y bronquitis y otras
cosas parecidas, y en las causas de fallecimiento
también se acreditan otros
padecimientos principales, y por ahí se
asocia como causa secundaria la CO-
VID-19. La venta se está dando, pero el
estado de excepción en que nos encontramos
también se caracteriza por una
alta siniestralidad, también excepcional.
ASÍ LAS COSAS, el sector va caminando
como puede en medio de la
pandemia y sus consecuencias sociales,
de salud y de inmovilidad en las
actividades económicas. Menos ventas,
más siniestros en algunas operaciones
y cierta contracción en otras. Así se va
escribiendo el momento histórico que
está padeciendo la humanidad y que en
México se agrava por el rosario de ineptitudes
que nos aquejan.
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