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Ciudad de México / Abril 30, 2020.
Aprendizaje significativo
E
Raúl Carlón Campillo
n el trayecto de una vida, muchas son las cosas que se aprenden. Algunas,
por la aplicación frecuente, suelen ser de fácil comprensión. Otras, en
cambio, cuesta trabajo entenderlas bien por su poca aplicación en los
problemas comunes o por el elevado nivel de conocimientos necesarios para
utilizarlas.
Un estudiante de nivel intermedio ha consumido 15 años aprendiendo ma-
terias que, en algunos casos, tendrán poca aplicación en la vida cotidiana. El
ingreso a la universidad es el paso en que desembocó la vocación, el gusto o
simplemente una elección tomada desde la investigación o la costumbre, la
tradición familiar o el anhelo de una vida profesional económicamente pro-
ductiva y monetariamente abundante. A partir de ese momento, mucha in-
formación obtenida en esos primeros 15 años se vuelve relevante o definitiva-
mente inútil.
Sin embargo, existen conceptos que se problema que se debe resolver de inme-
aprenden en la vida familiar, dentro de diato: la economía y las finanzas fami-
casa. Muchas de las costumbres y hábitos liares.
tienen su origen ahí, por lo que, en algu-
Muchas familias tienen el mobiliario
nos casos, pueden chocar con lo estudia- suficiente para el esparcimiento, diver-
do si la teoría es contraria a la práctica.
sión y entretenimiento de todos. Hay
La educación, la decencia, la urbani- familias que en cada habitación —a ve-
dad, el lenguaje, los modales, algunos ces hasta en la misma cocina— tienen
hábitos y toda una serie de convencio- pantallas o pueden activar sus aplica-
nalismos sociales están asentados en la ciones de música en una potente bocina
vida familiar, aun cuando no exista títu- que no necesita cables para poder sonar.
lo o profesión de por medio. La carrera Muchas también gozan de equipamien-
de la vida puede cursarse
to computacional para
sin asistir a un aula. Sólo
cada uno de sus miem-
La pandemia nos
con aprender lo que se
bros, lo que permite la
enseña en la familia mu- deja un aprendizaje distribución en lugares
cha gente sobrevive; y en
distintos de casa para
significativo:
algunos casos hasta re-
poder trabajar o estu-
basa lo alcanzado por la
diar.
quien no invierte
generación que la formó.
El vestido, por su
en previsión está
La vida cotidiana se
parte, se reduce hoy a
compone de una serie
un pantalón viejo y des-
siempre en riesgo pintado, una playera y
de rutinas. Cada quien
desarrolla las propias
zapatos cómodos, si no
de pérdidas
a pesar de vivir en la
es que definitivamente
misma casa. Cuando las
chanclas. Los vestidos,
rutinas de siempre se rompen y es ne- trajes y corbatas pueden permanecer
cesario acordar unas nuevas con todos guardados en clósets y roperos al estar
los miembros de una familia, ocurren trabajando en casa. Los traslados se ter-
fenómenos hasta ese momento desco- minaron, lo que implica un consumo
nocidos.
mínimo de gasolina para un auto que
Tal vez cuando cada quien tiene su lleva semanas estacionado.
propia rutina laboral, escolar, o inclu-
Ante esta nueva realidad, a pesar de
so hogareña, es capaz de soportar la ser pasajera, es conveniente inventariar
presión de un traslado de horas para lo acumulado en pertenencias, equipo,
llegar a una oficina, en donde el estrés mobiliario y accesorios, aunque sea sólo
alcanza niveles peligrosos. Al terminar para entretenerse y matar el ocio.
la jornada, debe enfrentarse un trayecto
Hacerlo así permitiría distraerse un
de regreso que suele durar varias horas, poco para alejarse de las preocupaciones
en medio de un tráfico infernal. Todo se por la caída de ingresos y el retraso en
tolera para llegar a casa y encontrar un el pago de deudas. Es sobre eso, precisa-
espacio de solaz y tranquilidad. Hoy esa mente esa materia en la que converge el
rutina está rota; y tal vez nunca vuelva a tema monetario, sobre lo que es preci-
ser igual.
so, indispensable, urgente e inaplazable
El hecho de que convivan en casa to- sentarse a reflexionar aprovechando que
dos los miembros de la familia todo el día toda la familia está reunida sufriendo los
y a toda hora es una rutina inusual desde estragos de una crisis sanitaria y econó-
hace tal vez siglos. Si todos trabajan o al- mica sin precedentes en la historia de
gunos estudian, convivir en casa es hoy muchos mexicanos.
todo un reto, distinto en intensidad a los
Es un hecho que la población mexica-
traslados a oficinas y escuelas pero que na carece de la suficiente cultura en ma-
igualmente estresa y puede generar con- teria de previsión como para contar con
flictos. Este confinamiento está eviden- seguros de Vida, Gastos Médicos, Hogar
ciando lo distanciada que estuvo la fami- y Auto. Hay familias que sí los tienen y
lia en aras del desarrollo y crecimiento los conservan, situación que hoy, ante
de cada uno de sus miembros.
la necesidad de ingresar a un hospital,
No obstante, el encierro trae consigo brinda tranquilidad al contar con capital
la maravillosa posibilidad de revisar un para hacer frente al gasto sin tener que
tema que, seguramente, en la inmensa deshacerse del patrimonio mencionado
mayoría de las familias representará un anteriormente.
#Opinión
Los seguros son indispensables en las
familias que no tienen capital para pagar
pérdidas, aun cuando observemos la pa-
radoja de que sean los núcleos familiares
que sí lo tienen los que deciden contra-
tarlos. Contar con protección financiera
en tiempos como los actuales permite
vivir tranquilo sabiendo que hay capital
disponible en esos contratos para pagar
pérdidas.
Sin embargo, existe un rubro que hoy,
ante la crisis de ingresos y desempleo
que se cierne sobre muchas familias,
podría representar una solución de cor-
to plazo para enfrentar las necesidades
más apremiantes. Ese rubro es el fondo
de emergencia.
Constituir un fondo para emergen-
cias es un hábito en familias previsoras.
Muchas, a pesar de serlo, se preocupa-
ron sólo por contratar seguros, sin dar
importancia al flujo de dinero que será
necesario cuando un evento remoto, hi-
potético, catastrófico, inoportuno, dan-
tesco o devastador confine en casa a la
mitad de la población del planeta, deján-
dola sin dinero, sin trabajo y, lamenta-
blemente, sin salud.
El fondo de emergencia, concebido
para hacer frente a una enfermedad, un
accidente, un sepelio, la descompostura
del auto, la sustitución del refrigerador
o el apoyo a un familiar o amigo, toma
hoy una dimensión distinta, pues hace
patente la urgencia de cambiar de há-
bitos financieros y dar preferencia a la
previsión por encima de ese consumo
irreflexivo que lleva a muchos a hacer
acopio de posesiones. La ironía de la
vida es que hoy todas esas posesiones
permanecen guardadas porque las fami-
lias están recluidas en su propio hogar.
El fondo de emergencia familiar es la
versión micro de las reservas que las eco-
nomías nacionales constituyen para ali-
viar la operación y funcionamiento de en-
tidades públicas, privadas y productivas.
El Fondo de Estabilización de Ingre-
sos Presupuestarios (FEIP), constituido
por años dentro del Gobierno, tiene su
equivalente familiar en ese fondo de
emergencia, dinero que hoy represen-
taría un alivio para muchas familias
que han visto reducidos sus ingresos o
se han quedado sin empleo. La cuantía
de dicho fondo es cuestión de enfoques,
pero según la Ley Federal del Trabajo
debe ser cuando menos de tres meses de
los gastos familiares.
La educación y el aprendizaje a los
que nos referimos al inicio de este artí-
culo toman relevancia ante la oportuni-
dad de aprendizaje significativo que nos
dejará esta crisis.
Si bien gastar en todos los satisfac-
tores existentes mueve la economía, es
preciso recordar que un virus puede
aniquilar todo el aparato productivo en
tiempo récord. Conviene entonces prio-
rizar la previsión por encima de esas
prácticas del ahora pasado reciente y
sólo gastar cuando se tengan las garan-
tías suficientes.
La pandemia nos deja un aprendizaje
significativo: quien no invierte en previ-
sión está siempre en riesgo de pérdidas.