Empiezan a darse pasos para salvar al río Atrato
Investigadores y líderes locales se subieron a una panga y navegaron el río Quito hasta llegar a Paimadó, el municipio más contaminado y deteriorado del departamento. Corroboraron, una vez más, que la minería ilegal se ha ido comiendo a mordiscos uno de los lugares más biodiversos del planeta.
La visita tiene que ver con la sentencia de la Corte Constitucional en la cual, por primera vez en la historia del país, se reconoce a un río, el Atrato, como sujeto de derechos y se le ordena al Estado la protección de su cuenca y afluentes; tal como ocurrió en Nueva Zelanda con el río Whanganui o en India con el Ganges.
Como los árboles o los afluentes no pueden demandar por sí mismos a quienes violen sus derechos, la Corte decidió nombrar “guardianes” que velen por su integridad y verifiquen el cumplimiento de las órdenes, que están respaldadas por casi 200 páginas de estudios y antecedentes.
Y es que la Procuraduría, la Contraloría, la Defensoría del Pueblo, las ONG locales, la Corporación Autónoma Regional, los líderes indígenas y afros, absolutamente todos ya habían advertido sobre la magnitud de la situación: la más importante arteria del Chocó está siendo devorada por la locomotora minera, que con sus dragas y buldóceres contamina el agua con mercurio y cianuro, destruye el paisaje, quiebra el tejido social y enferma a la gente.