COLUMNA
Steve Jobs y la herencia de la
marca personal
Obeb Morales
e-MAGINA
T
ranscurría con normalidad un 05 de octubre de 2011, día en el que celebraba mi
cumpleaños en compañía de familia y algunos amigos, las notificaciones de las redes sociales de amables saludos no cesaban de llegar, de
pronto, en medio de marullo de una tarde familiar, se escuchó la exclamación más fuerte de todo
el evento: “Steve Jobs ha muerto”, nada más fue
igual ese día. Las redes sociales y los medios de
comunicación informaban el trágico suceso que
llenó las portadas del mundo entero; se había ido
uno de los hombres más importantes de la historia tecnológica del siglo. No obstante, no faltó alguno en medio de la sala de mi casa que preguntó: ¿quién es Steve Jobs?, acto seguido por una
avalancha de respuestas de diversas perspectivas,
pero me quedé con la descripción que alguno sesudamente refirió: Steve Jobs es la marca personal de un hombre de negocios muy reconocido y
exitoso que acaba de morir.
Pero, ¿qué es la marca personal?, o más importante aún, ¿para qué me sirve?. No es mi intención inundar estas líneas con definiciones bibliográficas, por ende resumiré que la Marca Personal
o (Personal Branding en inglés), es la huella única
y distintiva que imprimimos sobre la memoria de
los demás. Nada más, nada menos. Siendo así podemos reconocer que cada uno de nosotros posee una marca personal, a donde vamos, dejamos
nuestra huella por donde pisamos, sin embargo,
no todos dejamos huellas tan profundas en la
vida del resto, y aunque ésta podría no ser nuestra principal preocupación antes de acostarnos,
es hoy por hoy, sin lugar a objeción, una de las
ventajas competitivas más sólidas y sostenibles de
las cuales podemos echar mano para destacar en
la jungla laboral en la que día a día vivimos.
Steve Jobs dejó huella en la historia, su marca personal es probablemente el activo intangible más
importante de Apple Inc., y se ha erigido como una
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de las instituciones empresariales más influyentes;
alrededor de él se ha creado todo un ecosistema
comercial de merchandising, cine, literatura, etc. El
discurso de toda su vida fue tal vez el mejor legado
que nos pudo dejar: Se tú mismo, se apasionado por
lo que haces, se extremadamente bueno en lo que
haces y ocúpate de hacer algo significativo y que impacte al mundo; y fue ese el mensaje que el cultivo
e imprimió en la memoria del mundo.
La construcción de nuestra marca personal pasa
por definir con claridad cuál es el discurso que
predican nuestras acciones, nuestra imagen y
nuestras relaciones, y dependiendo del público
objetivo, utilizar los canales adecuados de comunicación y difusión. En primer lugar, debemos trabajar en el producto que queremos dar a conocer
y cultivar el mensaje que deseamos transmitir:
¿quiénes somos?, ¿qué hacemos?, ¿a dónde vamos? y, ¿cuáles son nuestros valores?. Todos los
seres humanos somos diferentes, por ende basta
con desarrollar nuestras características propias e
innatas para tener una marca distintiva en el mercado. Finalmente, debemos diseñar la estrategia
con la que vamos a dar a conocer nuestra marca,
ya sea a través de nuestra red de contactos o haciendo uso de los recursos de difusión tales como
redes sociales, blogs, revistas, etc. La elección del
canal o medio de comunicación va a depender de
quién es y dónde está su nicho de mercado.
Trabajar en nuestra marca personal no es hoy
una actividad secundaria propia de domingos y
feriados, es más bien, la inversión más importante que hoy debemos hacer, pues el mercado
de ahora no busca líderes que sólo cumplan con
sus obligaciones de oficina, sino líderes que influyan e inspiren positivamente a los demás. No
es culpa de sus empleados que Jobs sea más conocido que usted, pero si es su responsabilidad
que apenas sus empleados sepan de usted, ¿qué
hará al respecto?