HERBICIDAS Y EFECTOS TERATOGÈNICOS
Tras la segunda guerra mundial como consecuencia de los avances de la agricultura se sintetizan las primeras sustancias que consiguen controlar algo que traía de cabeza a los agricultores desde el principio de los tiempo y es el crecimiento de maleza en los campos de cultivo; estos fueron los compuestos diclorofenolicos, en teoría deberían ser poco tóxicos, ya que la fisiología de las plantas es muy diferente a la de los animales, pero desgraciadamente algunos herbicidas sintetizados son altamente dañinos para el hombre. (Torres, 2002)
Herbicidas Fenoxiaceticos:
En general estos compuestos son de baja toxicidad, los esteres derivados del 2,4-D son toxicos para los peces, por esto no deben emplearse para el control de malezas acuaticas, ni en aplicaciones terrestres que tengan el potencial de afectar a los sistemas acuaticos. (Vásquez, 2005)
Herbicidas Triazínicos:
La atrazina a concentraciones menores de 20 g/l tiene efectos adversos sobre la biomasa y el desarrollo embrionario de las ranas que habitan las aguas tratadas con este herbicida (DENOYELLES et al. 1987; HAYES et al. 2002). En peces se ha señalado disminución del desove, malformaciones en los embriones con alteraciones morfológicas externas del tronco y cola; reducción en la supervivencia de peces jóvenes y en el desarrollo de las larvas; incremento en la incidencia de edema y muerte en la primera semana de desarrollo y reducción del hermafroditismo. (Vásquez, 2005).