es decir, entrenar a los padres para que aprendan cuál es la forma más adecuada de
relacionarse con su hijo. En dependencia de la intensidad de la patología, también se
puede incorporar la psicoterapia e incluso se puede recurrir al tratamiento farmacológico.
Sin embargo, los resultados no son inmediatos y el éxito de la terapia dependerá en gran
parte de la adherencia terapéutica; en otras palabras, de cuánto se apliquen en la terapia
tanto el niño como de sus padres. Siempre se debe tener presente que el tratamiento del
trastorno oposicionista desafiante no es una terapia dirigida exclusivamente al niño sino a
toda la familia.Y se debe estar consciente de que cada caso es único por lo que conllevaría
un análisis