Hugo de San Víctor
Teólogo cristiano de la Edad Media. Fue maestro de la escuela monástica de San Víctor, una de las más reconocidas e importantes de París. Él tenía como pensamiento de que la memoria y el entendimiento se complementaban para la retención de información más efectiva en el estudiante. Él creía que la adolescencia y niñez eran etapas importantes para fortalecer la disciplina y alejarlos del pecado y la desobediencia.
Aportó con muchos libros acerca de la enseñanza al estudiante tales como "Didascalicon de studio legendi (1130), en el cual ofrecía los resumenes como una solución al problema de recordar los aprendido.
Anselmo de Canterbury o Aosta
Fue un monje benedictino en Aosta, lugar de origen del personaje. Él no consideraba una oposición de la fe con la razón. En el libro "Credo ut intelligan", él afirma que no se puede entender nada si no se tiene fe, pero es necesario confirmar la fe con argumentos racionales, por lo que finaliza que ambas se complementan en el inteligencia del hombre. Estuvo en contra de la mortificación física que se hacia en las escuelas en la etapa del cristianismo porque creía en que se necesitaba un vínculo de amor entre docente y discípulo.
Santo Tomás de Aquino
Filósofo y teólogo, considerado como uno de los máximos representantes de la escolástica. Él mencionaba que el bien de la gracia de uno es mayor que el bien natural de todo el universo, por lo que creía que el ser humano debía buscar la perfección y la felicidad sin dejar de cuestionar, menos la fe, sobre lo que sucedía en la época.
Decía que no debía de tener contradicción entre la razón y la fe. Este pensamiento se presentó a mediados del siglo X, mediante las invasiones de normandos. Propuso la creación de castillos y fortalezas para la protección de la clase alta ya que el ejercito era insuficiente.