En la entrada al golfo de Guayaquil y frente a la isla Puná se encuentra esta pequeña isla, donde sus
principales habitantes son miles de aves marinas, razón principal de su declaratoria como refugio de
vida silvestre. En ella, fragatas, piqueros patas azules y pelicanos encuentran sitios para comer,
descansar, cortejar y anidar. El área protegida incluye la isla Santa Clara, los islotes aledaños y dos
millas náuticas a su alrededor. La isla e islotes están interconectados por una plataforma sobre la
cual se puede caminar en marea baja. La abundancia de nutrientes de sus aguas es la explicación
para la gran productividad marina que se ha reportado: una de las más altas de la costa continental
del Ecuador y donde confluyen un sinnúmero de especies, muchas de interés comercial.