ÁREAS PROTEGIDAS REGIÓN ÁNDES
Batallones de millares de seres vegetales provistos
de las más extraordinarias adaptaciones, desafían
el rigor del clima en los altos páramos de El Ángel:
son los frailejones, las plantas más representativas
de esta área protegida. Tienen una corona de hojas
en roseta recubiertas por pelos blanquecinos que
protegen del frío, repelen el agua y reflejan el
exceso de radiación solar; por su textura
aterciopelada también se las conoce como “orejas
de conejo”. Este tipo de páramo está mayormente
en los Andes de Venezuela y Colombia; sin
embargo, alcanza el norte del Ecuador en Carchi y una población aislada en el Parque
Nacional Llanganates, en la sierra centro – oriental. El páramo de El Ángel es muy húmedo
y posee muchas lagunas que proveen de agua a buena parte de la provincia de Carchi. En la
zona de amortiguamiento de la reserva hay bosques de árboles de papel o colorados, llamados
así por el color de su corteza y porque su tronco se descascara. Venados, cóndores y
curiquingues merodean toda el área.
Pululahua es un espacio aislado y tranquilo
cerca de la ciudad de Quito. Cada tarde llegan
nubes cargadas de humedad de la costa del
Pacífico y esconden bajo un manto blanco la
vida que existe en esta caldera. Es la única área
protegida del país que tiene la categoría de
“Reserva Geobotánica”. Esto dice mucho
sobre su razón de ser ya que su geología y su
historia vulcanológica son muy particulares.
Aparte de la riqueza de la flora que crece en
laderas y quebradas, la reserva protege algo único en el mundo: una caldera volcánica habitada
cerca de la mitad del mundo. Sin duda, un lugar donde la energía de la tierra se siente en cada
roca y en cada nube que llega y sale del Pululahua.