En aquellas cuadras, decenas de niños nos seguían
tratando de vendernos de todo, antes que
llegásemos al mercado. Es útil aclarar que cuando
algún vendedor ambulante, incluso entre los niños,
ve una mirada o un gesto de duda en el comprador,
todos los demás se le vienen a uno ofreciéndole
cantidades de objetos artesanales. Aquellos que no
estén interesados en comprar nada, lo mejor que
pueden hacer es seguir caminando y no detenerse a
mirar lo que venden, ya que sólo el preguntar por el
precio de algún objeto incita a los demás vendedores a
acercarse a aquel turista al que ven con ganas de
comprar algo. En cuanto al turismo, se sabe que cada día
en Macchu Picchu se encuentran 500 personas
aproximadamente por cada día. Esto ha impactado de
muchas maneras en la zona, creando hoteles de nivel
internacional, guías bilingües y comercio.