INFORME ESPECIAL
La Cultura la Aprendemos…
Kenia Halleck, Ph.D
La cultura no es conjunto de valores, principios con los que nacemos. Los aprendemos a lo largo de nuestras vidas, de
diferentes personas, instituciones y hoy por hoy, de las diferentes industrias culturales como el cine y los video juegos. Lo
crucial es que, a través de los conocimientos aprendidos en estas industrias, reconocemos, diferenciamos y creamos no sólo
nuestra propia identidad, sino la de los Otros. En resumen, las industrias culturales masivas a la par de las nuevas tecnologías
nos transmiten representaciones de qué es lo Malo y lo Bueno, y en este sentido, crean jerarquías.
En 2016 la industria cinematográfica alcanzó la suma de $38.6 billones en el mundo. 246 millones de personas asistieron al
menos una vez a salas de cine solo en Estados Unidos y Cultura e Inmigración
Canadá. En la industria de los video juegos, el crecimiento es aún mayor: En Estados Unidos superó los $17 mil millones sólo
en aplicaciones. A nivel global, las ganancias fueron de 20 billones.
En estas dos poderosas industrias audiovisuales masivas, los estereotipos de árabes como terroristas, bailarinas de vientre,
machistas sin escrúpulos, jeques dictadores y viles, sigue perpetuándose. El Islam como como una religión de fanáticos
y de muerte. Los afroamericanos, a pesar de haber alcanzado un número de importantes películas que contradicen los
prejuicios contra ellos, no han corrido con igual suerte en los video juegos, donde se les representa como masas musculares
con poco o ningún poder intelectual, mecanizados como cybors. Los hispanoamericanos y asiático-americanos tampoco son
representados de mejores formas: continúan en roles de empleados del hogar, jardineros, narcotraficantes, pandilleros, o
excelentes bailarines y amantes. Las asiáticas como flores exóticas con habilidades en las artes marciales que las convierte en
objeto de deseo. Los hombres no corren con mejor suerte, si no son los inofensivos y un tanto ridículos “nerds”, son mafiosos
internacionales, sin escrúpulos y sin valores patrióticos definidos.
En conclusión, existen producciones en las industrias culturales que muestran valores y diversidad que enriquecen el mundo.
Hay muchos valiosos esfuerzos de parte de productores, actores y activistas por construir puentes y no muros que nos hagan
rechazar a los que se representan negativamente. Sin embargo, la mayoría de producciones continúan reciclando y creando
nuevos modelos de representación que constituyen en sí mismos barreras para construir un mundo de diálogos y puentes.
Como espectadores y consumidores, nos quedan las interrogantes: ¿cómo me influye lo que consumo culturalmente, me
ayuda a construir puentes o muros?
MPAA Theatrical Market Statistics 2017.
32 | DRACMA | MAYO 2017