doxa 22
Investigar sobre una minúscula porción de lo existente, conocerla y después comunicar este conocimiento ya es relevante, pues la partícula más infinitesimal del mundo material y de la vida, es siempre una maravilla y alcanzar su conocimiento, otra. Lo importante en estos casos es atreverse a investigar lo aparentemente fútil, elemental y secundario. Yo suelo decir a mis alumnos “que se atrevan”, y encontrarán que no es tan secundario, ni tan elemental, como piensan los timoratos y los soberbios. Un maestro mío me decía que si no puedo construir un sistema filosófico, ni filosófico-jurídico, pero indago sobre una porción olvidada del derecho o de la filosofía, habré participado en la investigación del Universo.
Leo en el periódico que la Gioconda no reía: sufría semiparálisis derecha, según Jacques Comtet, especialista en enfermedades óseas, Esto no cambiará el mundo, pero tiene su importancia, pues si fuera así, el genio de Leonardo no estaría en haberle imprimido la extraña sonrisa. También leo que Colón fue noruego, según un historiador noruego; y catalán, según uno catalán, La indeseable es hacer todo esto con el afán oportunista del comerciante o de los “buscadores de prestigio”, y no con el del investigador de la verdad, aunque no se alcance. 14 Gregorio Marañón, Op. Cit., p. 55.
LA CLARIDAD EXPOSITIVA
Ortega y Gasset decía que la claridad es la cortesía del filósofo, y esto puede extenderse a la cátedra y a La investigación sobre cualquier tema.
“Claridad”, sin embargo, no es lo mismo que obviedad. Con aquel término sucede algo similar que con el de ‘evidencia” en su sentido filosófico y científico. Etimológicamente, lo evidente es lo que se encuentra ‘a la vista’; en consecuencia, no podemos dudar de ello: lo estamos viendo. Pero lo evidente en su sentido filosófico no es algo que físicamente se encuentra ante nuestros sentidos. Más bien es lo “visible”, pero para el entendimiento y por ello, como los axiomas, por ser verdades “evidentes”, no requieren demostración. Pero es el caso, que si no cuento con ciertos elementos básicos y con ciertos recursos, la evidencia intelectual no hace acto de presencia.
Así sucede con la claridad, que es un término pariente de la obviedad, de la evidencia y de otros similares. La claridad no se da para todos, ni es un producto unilateral que vaya de labios del profesor como sujeto activo a los oídos de los estudiantes, como sujetos receptores y pasivos. El profesor tiene que tomar en cuenta a su auditorio para ser realmente claro. Si lo hace y no es claro, entonces y sólo entonces la responsabilidad no es suya, es de ese sector de sus oyentes para quienes no es claro, Ahora bien: tomar en cuenta al auditorio supone ciertas medidas como las que a continuación describo. No dar nunca como supuesto el conocimiento de ciertos antecedentes. Tendrá que recordarlos en el aula, aunque fuera brevemente.