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hay tal vez automatismo condescendiente. El hombre con vocación no tiene horario, ni días de fiesta, ni vacaciones “reales”. No tiene nada de eso, aunque lo tenga en el sentido oficial de aquellos términos, pues se regodea con su trabajo en cualquier sitio y en cualesquiera circunstancias de lugar y de tiempo. Hace lo que le gusta y con lo que le gusta va y problematiza, en el mar, en un pueblecito, en el campo, con su esposa, sus hijos o sus amigos, sin olvidar y disfrutar la belleza del campo y del mar. Hay que complacerse en todo, pues como dijera Voltaire: “El que sólo es sabio lleva una vida triste”.

EL ESTUDIO CONSTANTE

La vocación para la cátedra no se cumple sólo con enfrentarse a un grupo de estudiantes, ni con ser un profesor cumplido, correcto, ordenado, sin inasistencias. Aunque esto sea meritorio, como lo es, no resulta suficiente. Repetir año con año las mismas lecciones, con los mismos términos, con circunspección y elocuencia, no basta. Se trata de recrearlo todo y hacer aparecer aun ante sí mismo, como nuevos, los asuntos añejos.

Las doctrinas del pasado son siempre iguales, pero reproducirlas, sin recrearlas cada vez, genera incomodidades y hastío. Convierte, además, al profesor en una máquina repetidora.

El maestro Guillermo Héctor Rodríguez ponía como subtítulo a su cátedra de Teoría del Conocimiento: “Conocer es crear, no reproducir”, subtítulo que, aun cuando cargaba fuerte dosis neokantiana, se podía usar para la enseñanza en general. El mismo maestro Rodríguez señalaba que: “Enseñar es enseñar a crear, no a repetir”, y podría añadirse que la enseñanza concretizada, es decir, la lección expuesta en el aula no es, no debiera ser, una repetición cotidiana. El profesor que se esfuerza en dictar cada clase de diferente manera, aun en diferentes grupos en el mismo día, ejercita su pensamiento y lo externa siempre joven. Este ejercicio, además, lo aleja del tedio. Si en la sociedad capitalista todo se vuelve fastidioso, sobre todo el trabajo manual, por

Rigor y Sentimiento en la catedra José Castillo Farreras

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