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V OL U M E N 1 , N º 1
la vista exclamando a
coro:
—Leemos Pekín.
Don Bosco vio entonces una gran ciudad.
Estaba atravesada por
un río muy ancho sobre el cual había construidos algunos puentes muy grandes.
la pastorcilla—, parte
ahora hacia aquel punto y sabrás la norma
que han de seguir los
Salesianos en el porvenir. Vuélvete ahora
hacia esta parte, tira
una línea visual y mira.
—Veo montañas, colinas, mares...
Y los jóvenes afinaban
—Bien —dijo la doncella que, parecía su
Maestra—, ahora tira
una línea desde una
extremidad a la otra,
desde Pekín a Santiago,
haz centro en el corazón de África y tendrás
una idea exacta de
cuánto deben hacer los
Salesianos.
—Pero ¿cómo hacer
todo esto?, —exclamó
Don Bosco—. Las distancias son inmensas,
los lugares difíciles y
los Salesianos pocos.
—No te preocupes.
¿No ves allá cincuenta
misioneros preparados?
¿Y más allá no ves más
y muchos más aún?
Traza una línea desde
Santiago al África Central. ¿Qué ves?
—Diez centros de misión.
—Bien; estos centros
que ves serán casas de
estudio y de noviciado
que se dedicarán a la
formación de los misioneros que han de trabajar en estas regiones.
Y ahora vuélvete hacia
esta parte. Aquí verás
otros diez centros desde el corazón del África
a Pekín. También estas
casas proporcionarán
misioneros a todas estas otras regiones. Allá
está Hong-Kong, allí
Calcuta, más allá Madagascar. En todas estas
ciudades en otras más
habrá numerosas casas,
colegios y noviciados.
Don Bosco quería continuar hablando, pero la
visión desapareció; el
sueño había terminado.
Reflexión
Lo más grande de todo
este sueño es que realmente se cumplió y los
Salesianos y Salesianas
están en todos esos lugares del mundo…
Oración
Señor, danos un corazón
grande, sin fronteras como el de Don Bosco,
capaz de amar y de entregarse en todos los
lugares. Haznos misioneros aquí y ahora.
María Auxiliadora...