DIáLOGOS. Historias de vida Oct. 2013 | страница 4

Dave empezó a tener una vida callejera desde jóven. Antes siempre iba con sus amigos, que le conocían desde que eran prácticamente niños. Iban juntos a jugar fútbol, quedaban para ir al cine o, sencillamente, para jugar a la Play. También iban al parque a pasear o a jugar a las canicas, ya que en esa época no era rebelde. Cuando ya fue creciendo comenzó a separarse de esos amigos de siempre y conoció a otro grupo de gente con los que hizo amistad.

Ellos le aceptaron como él era. Se veían todos los días, siempre estaban juntos, de un lado para otro. Se reunían en un parque cerca de su casa, Dave no tenía hora de salida ni tampoco hora de entrada; siempre hacían casi lo mismo, no llegaba a casa a comer y, a veces llegaba después de la cena. Se hizo rebelde, comenzó a robar y conoció la marihuana y el hachís, y lo fumaba para saber qué se sentía. La verdad es que le gustaba más la marihuana que el hachís.

Pasaba mucho en tiempo en la calle porque su padre le pegaba, ,según él, para que aprendiera; pero, cuanto más le pegaba, más rebelde se ponía.

Un día, de repente, vio pasar a su viejo grupo de amigos, el que había dejado tiempo atrás. Se quedó boquiabierto, el fumando marihuana y ellos que pasaban por allí, y también

fumando. Los llamó y vinieron a saludarle, y les preguntó que por qué fumaban, si eran deportistas, y le contestaron

que también estaban cansados, y que a veces fumaban para olvidarse de por un rato de sus preocupaci

Entonces, Dave les presentó a los amigos con los que estaba y, ese mismo día, empezaron a ser un grupo más grande de amigos. Todo iba perfecto: vacilaban, bebían, fumaban, se iban a las discotecas, hacían “partys” cuando se iban a robar y les salía todo bien. Pero, un día, Dave iba con dos amigos caminando y se acercaron unos chavales a pegarles porque pensaban que serían de alguna banda. Ellos, justo ese día, habían entrado a una tienda a robar, llevaban un martillo y

un serrucho, entre otras movidas.

Andaban en eso cuando el otro grupo se aproximó; en ese momento, sacaron los instrumentos y se pelearon. Después, todos corrieron; pero, antes de llegar a su casa, les cogió la policía.

El día que perdió su libertad, ese día fue el peor de su vida, no sólo por él, sino, también, por su familia.

Aunque a menudo veía a su madre, pasó mucho tiempo hasta que pudo estar con el resto de su familia, y eso fue un cambio radical para Dave. Al fin, se dio cuenta de su mala cabeza y , a partir de ahí, siempre hizo todo lo posible para progresar y no darle más disgustos a su familia.

Las malas cabezas