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debe ser renovada o desarrollada para que pueda cumplir con las exigencias contemporáneas propias de la educación superior. Según Perrenoud, el desarrollo de competencias no significa de ningún modo darle la espalda a los saberes, sino que junto con la adquisición de conocimientos y el aprendizaje del contenido formal, debe ser incluido el desarrollo de habilidades, disposiciones, actitudes y valores en el alumnado para que los conocimientos puedan ser aplicados para resolver problemáticas reales y actuales (Moreno Olivo, 2011). Pero ¿cómo se logra esto? A través de nuevas estrategias de enseñanza-aprendizaje que se han implementado ya en escuelas de educación primaria y secundaria: el aprendizaje basado en problemas, el método de proyectos, el aprendizaje cooperativo, el aprendizaje por descubrimiento, el estudio de caos, los incidentes críticos, entre muchos otros. Así como también la implementación de recursos didácticos y la utilización de las nuevas tecnologías como fuente de investigación (Moreno Olivo, 2011). En el caso de las evaluaciones, a causa de la fragmentación del currículo que se explica anteriormente, deberían ser contadas para la evaluación algunos cursos o talleres externos al programa obligatorio e incluso las prácticas, el trabajo, el servicio social como evidencia de participación e interés en la materia de estudio, esto también favorecería en la motivación del educando.
Es por esto que coincido con el Dr. Moreno Olivo en cuanto a que hay que evolucionar el método didáctico no solo en la educación básica, sino también y con mayor énfasis en la educación superior.
BIBLIOGRAFÍA
Oliva, T. M. (2011). Didáctica de la Educación Superior: nuevvos desafíos en el siglo XXI. Perspectiva Educacional .