¿Dónde, cómo y cuándo se origina la Aversión al Aprendizaje?
Andrea Lackner Ávila
Desde el nacimiento, el niño tiene una asombrosa curiosidad por lo que le rodea, siente, ve, huele y
saborea todo lo que está a su alcance. Crece, aprende y su curiosidad se vuelve más grande, así el niño
comienza a preguntar, buscar, tener iniciativa propia, explorar, tener ideas y soñar.
El niño tiene esa curiosidad y ese interés por la realidad, por lo que le rodea, por las cosas simples. Y sí,
es obligación del adulto seguir alimentándola. Pero entonces, ¿dónde termina este interés que el niño trae
consigo desde el nacimiento? Y ¿dónde empieza la aversión al aprendizaje?
En la escuela, cuando el niño entra a preescolar, se encuentra con un ambiente estimulante, limpio,
colorido e interesante. “El ambiente del aula en preescolar es un agente motivador que interviene para
obtener mejores resultados en el proceso enseñanza-aprendizaje del niño (…) En este proceso, la
motivación es el aprovechamiento del interés convertido en aprendizaje” (Mejia, 2004).
El nivel preescolar está caracterizado por su amabilidad enfocada al niño, a sus necesidades, sus intereses,
sus características y su desarrollo integral (Iturrondo, 1994).
El aula se decora con imágenes, cuentos, materiales y los trabajos realizados por los niños, pero además
de esto, un requisito es que el lugar les facilite a los niños la experimentación, la investigación y el
descubrimiento que llevan a la adquisición de nuevos conceptos, habilidades y destrezas, lo anterior más
enfocado al desarrollo de sus propios intereses. El salón de clases se caracteriza por ser un centro
interesante con un clima liviano que inspira curiosidad y por tanto amor al aprendizaje.
En un documento publicado por la SEP (2001) se señala que el docente de preescolar es la persona con
quien más se relaciona el niño y la niña durante su permanencia en el centro escolar. La actitud del
docente ante su labor formativa, debe ser abierta y también ser consciente de que el niño es un ser
humano en constante transformación capaz de construir nuevos conocimientos y por tanto el docente debe
estar abierto a nuevas formas de trabajo (SEP, 2004). Por esto es importante que la persona destinada a la
educación de la primera infancia tenga un perfil específico y cumpla con características y competencias
docentes para este puesto:
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