la naturaleza a beneficio del que la estudia–. Por eso, tiene primero que liberarse de todo
aquello que impida su misión –de conceptos metafísicos, teológicos o inútiles– con un
programa metodológico que permita derivar estrictamente el conocimiento de la observación.
Para Mach, las sensaciones son los colores, sabores, olores, sonidos, etc., que sentimos.
Las llamamos colectivamente la experiencia y, al enfocarlas en una dirección, se denominan
observación. Con ellas se construye la realidad: “el mundo consiste en nuestras
sensaciones”. Para Mach no hay evidencia de que, detrás de las sensaciones, exista una
realidad que las cause. Las sensaciones son, por lo tanto, irrefutables. Los errores
perceptivos y las ilusiones son, simplemente, malas interpretaciones de lo que observamos.
Este sensacionalismo se traduce en un reductivismo conceptual; todo concepto científico
tiene significado si se puede traducir sin residuo al lenguaje de colores, sonidos, etc. Mach
ve tres tipos de conceptos científicos: aquellos que se pueden reducir directamente a las
sensaciones; aquellos –como los derivados de las inducciones– cuya reducción es indirecta;
y los teóricos, donde la reducción no es posible. La reducción de los primeros conceptos no
ofrece dificultades. La de los segundos se lleva a cabo siguiendo reglas inductivas similares
a las establecidas por Mill. Los conceptos q Ք