DIDÁCTICA DE LAS CIENCIAS ECONÓMICAS | Page 11

inestabilidad, e incluso de la anarquía, de las “edades intermedias”, aquellas en las que un viejo orden ha sido abolido y el nuevo trata de nacer, que se fundamenta en una articulación clara de una concepción del vínculo social y una teoría de lo político. A partir de este momento, tanto para él como para Comte, debe reintroducirse un principio de orden. Para Littré el gobierno representativo no es algo vano y la libertad individual no es un falso principio. “Los dos intereses que predominan al presente en la sociedad europea son la libertad y el socialismo; la libertad sin la cual el hombre moderno considera incompleta su existencia y se siente, como decía el romano, deminutus capite; el socialismo como aspiración de las clases populares hacia la plenitud de la vida social. Poco importa cómo pueden satisfacerse estos dos intereses con tal de que lo sean. Pero ambos implican la libertad de discusión, y la experiencia se encarga de comprobar diariamente que la discusión no es efectiva sino en los gobiernos representativos. Comte pretendía sustituirlos por la dictadura, pero nadie podrá jamás unir la dictadura con la libertad de discusión”. Littré rechaza toda voluntad de sistema, toda idea de un voluntarismo dirigido a reconstruir a toda costa una unidad, y prefiere apostar por unas instituciones libres. Los republicanos se convencieron pronto de que la política debía ser experimental. Esto significa dos cosas: el rechazo de los dos dogmas antagonistas, el de la restauración y el de la revolución, que en realidad pretendían detener el movimiento profundo de una sociedad dividida con soluciones tan radicales como peligrosas para dichos conflictos, pero también la preocupación por tener en cuenta lo que es, por ejemplo para Littré, esencial: el tiempo. Aquí el pensamiento republicano es realmente un pensamiento de conflicto: consci