Pide más apoyo si lo necesitas. Si lo estás pasando muy mal o si crees que podrías estar deprimido, cuéntaselo a un adulto. (Algunos de los signos de que lo que te ocurre podría ser debido a una depresión son pasarse todo el día comiendo o durmiendo o bien hacer todo lo contrario, así como estar triste o enfadado durante largos periodos de tiempo.) A veces, la gente necesita el apoyo de un psicólogo o de otro profesional de la salud mental.
Tu médico, uno de tus padres u otro adulto de confianza te puede poner en contacto con un profesional de la salud mental que trabaje con adolescentes con diabetes. Pide todo el apoyo que necesitas y que mereces.
Aprende a cuidar de ti mismo. Si te cuidas bien y controlas bien tu diabetes, lo más probable es que te encuentres mal menos a menudo que antes, Cuando te encuentres lo bastante bien como para hacer ejercicio (el ejercicio es muy bueno para levantar el ánimo), todavía te encontrarás mejor.
Tómate el tiempo que necesites. Tus sentimientos sobre la diabetes irán cambiando con el paso del tiempo; es posible que hoy te preocupe tu futuro y que te sientas distinto de tus amigos, pero tal vez el año que viene te preguntes cómo podías estar tan preocupado. Cuando aprendas a controlar la diabetes por ti mismo y adoptes un papel más activo en el cuidado de tu salud, encontrarás un poco más fácil afrontar los altibajos emocionales que acompañan a esta enfermedad.