PRÓLOGO
Analizar la aterradora realidad que tuvieron que vivir en
carne propia millones de víctimas es prácticamente un imposible;
¿has escuchado la frase: nadie escarmienta por cabeza ajena? La
verdad es así, todos podemos opinar, el ser humano siempre tiene
algo que decir, somos agentes comunicativos, y eso está bien, es
así como lidiamos con nuestras situaciones, pero pocos, si no es
mucho decir que ninguno, podrían asegurar con firmeza el dolor,
los traumas, la desesperanza, la indignación y demás emociones
negativas que tuvieron que vivir cantidades absurdas de
inocentes.
Las grandes revoluciones burguesas en la economía y la
política, en la sociedad y la cultura, observar estos profundos y
radicales cambios que impactaron la vida de muchos en un abrir
y cerrar de ojos, como la patria que a muchos vio parir y a otros
hizo surgir, cayendo en un vacío en donde solo habían asesinatos
masivos, masacres y genocidios debe ser lo más doloroso, y aún
si no es suficiente, mirar como humillan, violan y matan a tus
seres queridos es algo que una persona jamás olvidará, son huellas
tan dolorosas que nunca se borrarán. Se deberá aprender a vivir
con ellas, estas pueden que hayan marcado la vida de tal manera
que la personalidad ya no es la misma, se puede hipotetizar que
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